¿Qué es lo que ocurre cuando además se cría hijos en un país “extranjero”? y ¿cómo se da esa relación entre padres e hijos en este contexto?
Muchas veces, cuando uno decide irse a vivir a otro país, lo hace porque tiene sueños y expectativas de desarrollarse en diferentes áreas en las cuales no tendría oportunidad en su país de origen o quizá para estar cerca de la persona con la cual quiere compartir una parte de su vida, etc.
Las razones por las cuales uno termina viviendo fuera de su país de origen son variadas, y para buena parte de los inmigrantes, resulta difícil encontrar un equilibrio entre conservar sus costumbres – su identidad cultural – y asimilar la forma de vida aceptada en el país donde ha llegado.
No está demás decir que mudarse a un lugar culturalmente muy distinto y estar lejos de la familia y amigos es una situación que puede ser vivida con incertidumbre, inseguridad o con la sensación de que uno se encuentra “solo” y rodeado de gente “extraña”.
Dicho esto, ¿Qué es lo que ocurre cuando además se cría hijos en un país “extranjero”? y ¿cómo se da esa relación entre padres e hijos en este contexto?
En este sentido existen diferentes situaciones, o bien los padres viajaron con sus hijos ya grandes y por lo tanto, comparten dificultades similares; o bien, emigraron llevándolos con ellos cuando eran pequeños; o – como es habitual – los tuvieron al tiempo de llegar al nuevo país.
transmitirles – mas no imponerles – respeto y cariño por algunas de las costumbres del país de origen de los padres, puede ser una buena oportunidad para acercarse más a los hijos..
Por otro lado, vale agregar, que – por lo general – adicional a la brecha generacional, existen diferentes conflictos debido a la diferencia entre la cultura del país de origen de los padres y la del país donde sus hijos están creciendo.
Uno de esos conflictos, por ejemplo, se da como consecuencia del estilo de crianza, que puede funcionar en el país de origen de los padres pero que tiene ciertas limitaciones – importantes – en el país donde actualmente la familia reside.
Otro, en cambio, ocurre cuando algunos padres intentan transmitir parte de su cultura a sus hijos con la finalidad de que no pierdan sus “raíces” o con la intensión de mantenerlos integrados a la familia de los padres.
Incluso, otro; debido al desconocimiento de los estilos de crianza de los hijos – por parte de los padres – del país donde residen.
Entonces, ¿Con qué ojos podrían ver los hijos, el hecho de que sus padres les transmitan elementos resaltantes de su cultura? Y ¿Hasta qué punto están dispuestos los hijos a asimilarlos?
Como es de esperar, tanto los padres como sus hijos, por lo general, intentan adaptarse a la cultura del país donde han emigrado; sin embargo, también es verdad, que son los hijos – llamados también inmigrantes de segunda generación – son quienes lo logran con mayor éxito y rapidez que sus padres.
Bien, dado este escenario ¿Cuánto podrá un inmigrante, expresar de su cultura, sin que esta le cause algún tipo de limitación para desarrollarse, en el país donde ha decidido establecerse?
Por lo tanto; transmitirles – mas no imponerles – respeto y cariño por algunas de las costumbres del país de origen de los padres, puede ser una buena oportunidad para acercarse más a los hijos, y por supuesto, no olvide el dicho: “En Roma haz, lo que hagan los Romanos”.
(*) Psicólogo de www.atulado.pe. Comuníquese directamente llamando al (51) 947 613 543
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