Este 26 de julio en el Studio Coast de Shin Kiba, Yonamine estará acompañado de la joven peruana Natsumi Fukusaki.
Gustavo Yonamine Nakasa, uno de los mejores cantantes de música criolla peruana radicado en Japón desde hace 25 años, será el maestro de ceremonias del show Perú Festival Kyodai que el próximo 26 de julio conmemorará el Día de la Independencia del Perú.
La participación de Yonamine en el festival ha sido motivo para hablar con él sobre sus recuerdos de las Fiestas Patrias peruanas, su identidad nikkei y su valoración sobre el fenómeno de la marinera entre los niños peruanos de Japón.
«En el local de la Asociación Okinawense de Lima se hacían actuaciones por el día de la Madre y del Padre, y en ellas bailábamos danzas de Okinawa. Era un Shin Kiba pero al revés», ha comentado en entrevista con International Press.
International Press: ¿Cómo valoras tu participación como maestro de ceremonias en Perú Festival? Imagino que hubieses querido cantar..
Gustavo Yonamine Nakasa: Ciertamente que donde nos sentimos más cómodos es cantando, pero conducir un evento como el Perú Festival no nos es ajeno. Hacer música peruana es no sólo divertimento, jolgorio y jarana, es además una obligación viviendo donde vivimos. Cuando nos toca, no sólo cantamos las que todos conocen sino que nos imponemos la tarea de acercar temas no trajinados. Uno de ellos es, por citar algún ejemplo, «Arco Iris» de don Luis Abelardo Takahashi Núñez. Tenemos que hacerle lucha al reguetón, sino cómo, pues, maestro….
International Press: He escuchado que eres un magnífico presentador. ¿Qué experiencias has tenido?
Gustavo Yonamine Nakasa: Desde la adolescencia, en ese Macondo precioso que fue el AELU para nosotros, siempre estuvimos en actuaciones musicales, de allí que pudimos compartir la animación de Concursos de Voces Nuevas con don Gerardo Maruy, tremendo, legendario maestro de ceremonias de la colectividad nikkei. Hemos hecho voz en off, locución de cabina en esos mismos concursos. El Festival de Shin Kiba está dentro de la lista, no recuerdo el año, puede ser 2012 ó 2013. Y tuvimos a cargo la conducción de la Convención de Peruanos en el Exterior que se llevó a cabo en la nueva sede de nuestra Embajada, en el 2012, en Tokio. Algunas rayas tiene el tigre en estas lides..
International Press: ¿Qué recuerdos de tus 28 de julio en Perú?
Gustavo Yonamine Nakasa: Siendo honestos, no muchos. Creemos que cuando uno está allá no se valoran tanto estas cosas. Recuerdo aquél en que García I nos endilgó la fulana estatificación de la banca, porque estábamos en Ica, paseando con amigos, y de regreso a Lima, nos encontramos con toda la batahola ésa, y con una noticia triste pues el Dr. José León Barandiarán, extraordinario jurista, había fallecido en esos días. Estudié Derecho en la Universidad de Lima -fatal error vocacional de la vida, chico-, y por eso nos afectó la muerte de uno de los grandes maestros del Derecho Peruano.
Pero cómo olvidar la emoción que sentí siendo precisamente maestro de ceremonias en Shin Kiba, cuando en esa ocasión una banda de las Fuerzas de Autodefensa del Japón subió al escenario a tocar marinera y en la pista de baile César Carrillo y su hijita bailaron a los compases de la banda. No pudimos reprimir algunos lagrimones, seamos hidalgos en reconocerlo. Y aunque no es un recuerdo de Perú, fue un 28 de Julio que siempre recordaremos.
International Press: ¿Cómo eso de “fatal error vocacional de la vida”?
Gustavo Yonamine Nakasa: Cuando uno tiene 16 ó 17 años es muy difícil saber lo que uno es. Hay chicos que sí la tienen clarita, pero nosotros decidimos la carrera sin saber muy bien adónde nos estábamos metiendo. Para ser abogado se necesita más que tener buena labia. Y de eso nos dimos cuenta cuando empezamos las prácticas pre-profesionales.
Tener buenas notas fue otro motivo de autoengaño, porque cuando nos preguntamos si estábamos en lo correcto, nos decíamos que sí, pues las calificaciones así lo mandaban. Pero el Derecho en las aulas y lo que está fuera de ellas, son dos cosas radicalmente distintas. Tal vez hubiese sido un buen publicitario, por combinar el gusto por la escritura y la música; o decidirnos con todo y contra todo por el arte hubiesen sido mejores alternativas.
una banda de las Fuerzas de Autodefensa del Japón subió al escenario a tocar marinera y César Carrillo y su hijita bailaron…No pudimos reprimir algunos lagrimones …
International Press: ¿Tuviste ese conflicto de identidad que se le atribuye al nikkei de tu generación en especial?
Gustavo Yonamine Nakasa: El dilema de Garcilaso no corrió para nosotros. En casa, fuimos peruanos, criollos a muerte. Y si nos encontramos con el entorno nikkei, eso fue después cuando la identidad peruana estaba en nosotros bien sedimentada. Vivimos en La Victoria, teníamos un restaurante cerquita de La Parada y caminar por la Av. Aviación, por el mercado mayorista, por El Porvenir, no fue de extraterrestres para nosotros.
Además, la música peruana fue un elemento de identidad vital, primordial en casa. Nuestra primera escuela musical estuvo allí y, como siempre decimos, a nosotros nos amamantaron con valses, boleros y tangos. Y aunque hemos podido dominar en alguna medida el idioma japonés, la Pachamama no se mancha…
International Press: Ya tienes 25 años en Japón!! Escribiste que venir aquí no estaba en tus planes. Finalmente, encontraste en Japón todas las respuestas que buscabas?
Gustavo Yonamine Nakasa: No. El que diga que ya encontró todo, pues la va a pasar bien aburrida la parte de la película que le resta. A Japón no le debemos sino gratitud, a pesar de que la cosa no siempre fue de color sakura. Pero nos hubiese gustado regresar. Nos hubiese gustado ir a cantar al Perú. No nos creemos la última chupada del mango ni nada, pero creemos que algo más podríamos haber hecho. No decimos que nos hubiésemos dedicado profesionalmente a cantar en exclusiva, pero sí mostrar a mucha gente lo que hemos podido aprender.
Regresamos imaginariamente a los ’80s y nos vemos cantando en la Taberna del 900 en Barranco, cerca de lo de Juanito, allí en el Parque Central. Cuando la gente estaba en Soda Stereo, nosotros éramos Serrat, Cortez, nueva trova. La palabra en la canción. Ésa es la búsqueda que no se termina, pero estamos en Japón y aquí no hay palabra, hay kotoba…
A Japón no le debemos sino gratitud, a pesar de que la cosa no siempre fue de color sakura. Pero nos hubiese gustado regresar. Nos hubiese gustado ir a cantar al Perú.
International Press: Eres una persona especial para la cultura peruana en Japón, así como los Loli y los Fukunaga. Me gusta decirlo porque cuando fueron niños y jóvenes saltando en el AELU o las reuniones nikkei, fueron muy importantes para Japón en Perú. ¿Lo ves así?
Gustavo Yonamine Nakasa: Estamos lejos de tener algo en especial; sin embargo, si algo podemos reivindicar es la pertinacia, la tozudez con nuestra música. Y con otros tipos de música. Y ahora, con el Face, la posibilidad de lanzar algunas ideas con cierta intención estética para buscar cómplices. Cuando vivíamos en Lima, muchas veces tuvimos la suerte de colaborar con Perú Shimpo y Prensa Nikkei a través de artículos de opinión. Y hace muy poco, con ocasión de una nota que hicimos para el día de la Madre, gracias a la intermediación de don Alfredo Kato, Maestro de Maestros, fuimos nuevamente publicados en el periódico decano de la colectividad nikkei.
Son estas cosas las que llenan nuestros días, son ellas los puentes que nos unen y que nos mantienen en contacto con la gente que tanto queremos. Son estas cosas las que nos importan, y si hay gente que comparte estas inquietudes, como que le vamos sacando la vuelta de a poquitos a la distancia y nos mechamos a muerte con el silencio y el olvido. Y no va ser…
International Press: ¿Has visto a alguna generación de peruanos en Japón que baile tanta marinera como en ésta?
Gustavo Yonamine Nakasa: Esta pregunta nos hace ver una película antigua que ya habíamos visto. Es la historia pero al revés. Cuando niños, en el local de la Asociación Fraternal Okinawense de Barrios Altos (en Lima), casi al frente de la Maternidad de Lima, se hacían actuaciones por el día de la Madre y del Padre, y en ellas bailábamos danzas de Okinawa. Era un Shin Kiba pero al revés.
Y aquí se da el mismo fenómeno, es el esfuerzo de algunos locos por mantener las raíces, sea con la música, sea con la danza u otros a través de la actuación. Es la raza de Melquíades, que llegaba a Macondo mujeres barbudas, tragasables; son los artistas, los locos, los que quieren salir en la foto, los que quieren asistir a embajadas, cocteles, los que quieren estar en el candelero. Si nos dejan algo, pues dejémosles estar. Si la figuración es el huachito que hay que comprarles para que nuestras buenas costumbres no desaparezcan, compremos el huachito. Y cómprame uno a mí también que también estoy en la misma jarana….
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