Colombia rindió menos de lo esperado
Alfonso Gil / EFE
La selección argentina resolvió en los lanzamientos de penalti un partido en el que mereció ganar en el tiempo reglamentario por el juego de todo el encuentro y el empuje y las ocasiones del final, ante una selección de Colombia que rindió por debajo de lo esperado.
Tras una tanda de catorce penaltis en la que se fallaron cinco, Carlos Tevez marcó el definitivo, que metió a Argentina en la semifinal de la Copa América.
Previamente, a dos minutos del final del tiempo reglamentario, Jeison Murillo evitó el gol en la opción más clara del encuentro para Argentina, tras una jugada imprecisa ante la meta colombiana.
Había sido un partido de dominio casi absoluto de Argentina, que superó a Colombia en el trámite del juego, pero que tuvo muchos problemas para crear ocasiones.
El control inicial del juego ya corrió por cuenta de Argentina, que entró con más intensidad en el encuentro y dominó a su rival con un fútbol ofensivo cuando tenía el balón y con mucha presión en los pocos momentos en los que éste era de Colombia.
Mientras Argentina, a pesar de no disponer de muchas acciones de gol, jugaba el partido que quería, la selección de Colombia sufría mucho para plantar cara a su oponente.
Esta dinámica propició la primera sustitución del encuentro en Colombia, en una decisión que inicialmente parecía provocada por una tarjeta amarilla mostrada a Alexander Mejía.
No fue ese el motivo del cambio, sino la introducción de una variación táctica que llegó más pronto de lo habitual (m. 24).
El técnico de Colombia, José Pekerman, reemplazó al delantero Teo Gutiérrez por un hombre de contención como Cardona y adelantó la posición de Ibarbo, ya que hasta entonces su equipo no había sido capaz de aparecer en la creación del juego.
El reajuste se produjo dos minutos antes de la ocasión más clara hasta ese momento, que llegó en el 26 con un cabezazo a bocajarro de Messi al que respondió Ospina con una magnífica parada.
No consiguió Pekerman con su plan B el efecto que buscaba y Argentina siguió con su hegemonía ante un rival con muy pocos recursos.
La dinámica del juego no varió en los primeros compases del segundo periodo: la intensidad de Argentina nada tenía que ver con la de Colombia, un equipo ofuscado que perdía casi todos los balones divididos y se veía superado en las acciones individuales.
El colombiano James Rodríguez se veía obligado a bajar mucho para entrar en contacto con el balón, que casi siempre de una Argentina, superior en el juego, pero sin apenas remate.
Argentina dispuso de un disparo de Banega que rozó el larguero y sobre todo de un espectacular remate al poste de Otamendi para abrir el marcador a diez minutos del final, justo cuando parecía que el equipo había perdido fuelle y los penaltis empezaban a planear sobre el estadio.
Planearon, se consumaron y Argentina encontró premio a su partido en los lanzamientos decisivos.