Andrés Sánchez Braun/EFE
El 8 de diciembre de 2005 una veintena de chicas debutó en un teatro tokiota ante siete espectadores. Una década después, AKB48 es el summum de las extravagantes bandas de pop multitudinario en Japón y una superfranquicia que llena estadios y vende millones de discos.
El grupo, cuya nómina ha ido aumentando hasta sumar 140 cantantes, fue concebido por uno de los productores y letristas nipones de mayor éxito, Yasushi Akimoto, con la idea de dar una vuelta de tuerca al fenómeno «aidoru» (del inglés «idol», ídolo), basado en explotar la apariencia adorable de un intérprete.
Así, a la fórmula que mezcla pop edulcorado, estribillos pegadizos y cantantes que visten al estilo lolita japonesa se le añadió un número ingente de integrantes.
También de franquicias, ya que hay seis grupos hermanos, incluidos uno en China y otro en Indonesia.
Otro de los aspectos clave para entender qué separa a AKB48 de otras bandas colectivas de J-pop es que el grupo (o más bien una parte del mismo) actúe cada día en un teatro propio mientras el elenco restante se dedica a potenciar la cercanía con los fans en distintos eventos.
Akimoto también quiso basar desde el principio al grupo en Akihabara, meca del manga y el anime en Tokio donde el teatro AKB48 (el nombre del grupo hace referencia a dicho barrio y al número de integrantes que debía componer su núcleo duro) sigue recibiendo a diario a cientos de espectadores.
Estos son en su inmensa mayoría lo que Japón califica como «otaku»; hombres adultos obsesionados en este caso con la cultura propia de Akihabara y las «aidoru».
Ellos constituyen el tipo de fan acérrimo que ha contribuido a que el invento de Akimoto haya colocado más de 36 millones de copias entre sencillos y álbumes de estudio (algunos de los cuales han superado el millón vendido en su día de lanzamiento).
«AKB48 tiene como público objetivo a estos superfans y logra que compren varias copias del mismo producto para hacerse con algún tipo de incentivo (desde entradas para eventos especiales hasta papeletas para votar qué integrantes participarán en «singles» y vídeos)», cuenta a Efe el periodista especializado Patrick St. Michel.
De cara a mantener vivo el interés se inventó también un sistema para reclutar nuevas intérpretes mediante audiciones nacionales que se celebran cada seis meses.
Las «aprendices» que resultan elegidas, generalmente menores de 18 años, van subiendo en el escalafón a medida que las más veteranas se «gradúan» y abandonan el grupo para proseguir carreras en solitario superados los 20.
Es lo que les ha tocado a varias de las AKB más populares como Yuko Oshima, Tomomi Itano o la reverenciada Atsuko Maeda.
El éxito de esta maquinaria ha tenido sus efectos en la industria del J-Pop con la aparición de infinidad de nuevos grupos «aidoru» en la segunda mitad de la pasada década, una tendencia que solo ahora empieza a atenuarse.
«El hecho de que cada vez más sellos empezaron a apelar al fan ‘otaku’ en vez de al público en general ha acabado por reducir las ventas totales de discos en Japón, por lo que cada vez son menos lo que apuestan por esto», explica St. Michel.
Además, una reciente y pronunciada caída en las ventas de discos de AKB48 apunta, una década después, al principio del fin del idilio, al tiempo que algunas voces han aprovechado para empezar a criticar un fenómeno que consideran que ofrece una mala imagen de Japón.
Esto último ha sucedido a raíz de la posibilidad de que la franquicia de adolescentes saltarinas de Akimoto (que es miembro del consejo ejecutivo de los JJOO de Tokio) pueda actuar en las ceremonias de apertura y/o clausura de este evento que se celebra en 2020.
Pese a ser un rumor no confirmado, desató una campaña en internet que recolectó 13.000 firmas pidiendo echar a Akimoto del cargo, además de propiciar duros calificativos por parte del «star system» nipón hacia el grupo.
Independientemente de lo que suceda en 2020, lo cierto es que es raro que un japonés menor de 40 que a día de hoy no sepa tararear éxitos de la banda como «Aitakatta» o «Heavy rotation». El que amen u odien a AKB48 ya es otra historia.
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