Japón es su hogar y no quieren ser separados de sus hijos
Un grupo de extranjeros que enfrentan órdenes de deportación marcharon en Ginza, Tokio, para pedir que les permitan quedarse en un país al que consideran su hogar desde hace décadas, informó Japan Times.
Alrededor de 70 personas de países como Filipinas, Bangladesh, Irán y Pakistán participaron en la manifestación, que fue organizada por la Asociación de Amistad con los Pueblos de Asia.
«Estamos profundamente arrepentido de haber roto las reglas de Japón, pero por el futuro de nuestros hijos, imploramos al gobierno japonés que nos deje quedarnos en Japón», declaró una mujer filipina de 45 años, madre de dos hijos.
La filipina vive con su esposo y sus dos hijos en Japón, pero solo el mayor de ellos, de 18 años, ha sido autorizado para permanecer en el país. Los demás tendrán que irse.
Muchos de los extranjeros que permanecen en Japón sin visa arribaron al país a fines de la década de 1980 y principios de la siguiente, cuando el país sufría una escasez de trabajadores. Jotaro Kato, representante de la asociación que organizó la marcha, dijo que Japón recibió a los extranjeros con los brazos abiertos cuando necesitaba mano de obra y se hizo la vista gorda cuando su visa expiró.
¿Qué ocurrió después, cuando la demanda de mano de obra disminuyó (y los extranjeros ya no eran tan necesarios)? Las autoridades comenzaron a reprimir a los ilegales, vinculándolos con negocios turbios o actividades criminales como el narcotráfico, subrayó Kato.
«Alguna gente puede pensar que esas personas rompieron las reglas, motivo por el cual merecen ser enviados de vuelta a sus países de origen. Pero no es así de simple. Su situación fue causada con frecuencia por algunos factores fuera de su control, tales como las políticas laborales del gobierno», declaró Kato a Japan Times.
Es injusto que los extranjeros sean repatriados, por no mencionar que son separados de sus propios hijos, por capricho del gobierno, añadió.
El artículo 9 de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que Japón ha ratificado, establece que «el niño no debe ser separado de sus padres contra su voluntad», indicó.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Justicia de Japón, hasta el 1 de enero había 60.007 residentes ilegales en el país (una quinta parte del nivel máximo alcanzado en 1993). (International Press)
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