Estudiante belga fue discriminado y el gobierno japonés rechazó su queja
A Japón le resta mucho por hacer para enfrentar adecuadamente la discriminación a los extranjeros, como lo demuestra el caso del estudiante belga Victor Rosenhoj, que Japan Times saca a la luz.
Todo empezó en enero de 2013. Victor, entonces estudiante de intercambio de la Universidad de Ryukoku, se mudó de Shiga a Kioto. Lo primero por hacer, claro, era buscar apartamento.
Victor presentó una solicitud para alquilar una vivienda a través de una cooperativa de estudiantes de la universidad que ayuda a conseguir apartamentos a sus estudiantes.
Su solicitud fue rechazada solo por ser extranjero. El propietario del apato que quería alquilar dijo que tenía una política de “no extranjeros”.
Lógicamente indignado, Victor llevó su caso a la oficina del Ministerio de Justicia en Kioto en junio de ese año. Esta dependencia tardó más de un año (exactamente en septiembre de 2014) para responderle que la negativa del propietario del apartamento a alquilárselo no constituía una violación a sus derechos humanos.
Al estudiante belga no solo le enfadó el rechazo del Ministerio de Justicia, sino también que ni siquiera le explicaran por qué su caso había sido desestimado. “Yo pensé: ‘No puedo creer esto. Esto tiene que ser una broma, ¿no? ‘», declaró.
Las oficinas locales del Ministerio de Justicia nipón, como la de Kioto, pueden investigar quejas relacionadas con violaciones a derechos humanos, y resolver las diferencias a través del diálogo entre las partes en conflicto o la formulación de recomendaciones. Sin embargo, no están facultadas para imponer sanciones.
Victor recuerda que cuando presentó su queja, un funcionario le dijo que no tenían autoridad legal para resolver el problema y que ni siquiera podía darle ninguna información sobre los avances de su caso.
El estudiante pensó que le estaban tomando el pelo, porque si dicen que no tienen autoridad legal para solucionar el caso y que no pueden informarle sobre cómo va, ¿entonces qué sentido tiene quejarse?
Japan Times revela que se contactó con la oficina de Kioto para conocer su versión de los hechos, pero se rehusaron a emitir comentarios porque no se pronuncian sobre casos individuales.
Por su parte, la cooperativa de estudiantes de la Universidad de Ryukoku, para que no se repitan casos como el del belga, decidió retirar de sus folletos información sobre apartamentos que no aceptan a extranjeros.
¿Pero qué motivos esgrimen los propietarios de apartamentos para rechazar a los extranjeros? Algunos aseguran haber tenido malas experiencias con inquilinos no japoneses; dicen que no se portaban bien o violaban las reglas (por ejemplo, se apropiaban de cosas de uso común).
Para Victor las cosas son claras: si hay extranjeros que se han portado mal, entonces que sean castigados, pero no por eso todos los extranjeros deben ser discriminados.
En opinión del profesor de sociología de la Universidad de Hitotsubashi, Hiroshi Tanaka, que recoge Japan Times, el caso del estudiante belga pone de manifiesto la “actitud tibia” de Japón para tomar medidas drásticas contra la discriminación racial.
Tanaka considera que Japón debería imitar a otros países y crear una institución gubernamental que se dedique a la prevención de violaciones a los derechos humanos.
«La nación no está en absoluto preparada para cumplir con su responsabilidad no solo para prohibir la discriminación, sino también para salvaguardar a las víctimas», subraya. (International Press)
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