La adicción ha transformado a una mujer amable en otra que se molesta con facilidad
Padres preocupados por sus hijos adictos a los juegos de smartphone no son novedad. La novedad es cuando ocurre lo contrario. Una joven veinteañera que trabaja en una compañía en Tokio, y que se identifica como S, le escribe a Yomiuri Shimbun en busca de consejo.
¿Cuál es su problema? Su madre tiene cincuenta y tantos años y se ha vuelto adicta a un juego de smartphone. Comenzó a jugarlo hace medio año por recomendación de una amiga.
S está muy preocupada. “Ella está tan absorta en el juego que siempre lleva el teléfono, incluso cuando está de compras y sale a comer. Ahora es descuidada con las tareas del hogar”, dice.
“Su carácter ha cambiado. Ella se molesta más fácilmente ahora. Se enoja especialmente cuando le advierto que se está excediendo. Me dice: ‘Yo quiero hacer lo que quiero hacer con mi vida’”, detalla.
S vive con su madre, pero tendrá que mudarse por trabajo y estar lejos de su casa durante cinco años. ¿Qué será de su mamá si ella no está ahí? Eso la inquieta.
¿Y su padre? La chica dice que su papá no se da por enterado, como si no hubiera ningún problema. La verdad es, admite S, que su papá y su mamá ya no se tienen cariño. Eso explicaría la indiferencia del padre.
“Quiero que mi mamá sea dulce y amable como era antes”, escribe.
La escritora y crítica Keiko Higuchi le responde a través de Yomiuri. Para ella, el rol del papá es importante. “Tu padre debe enfrentar a su esposa y este problema directamente, y discutir con ella sobre eso, incluso amenazándola con la posibilidad de divorciarse. O puede que él tenga que asistir a un centro de consulta (para abordar el problema) con ella”, dice.
Higuchi destaca, por otro lado, que S sea una joven responsable que se preocupa por su madre. “Como miembro mayor de la sociedad, estoy muy feliz de escuchar esto. Por favor, no dejes de cuidar de ella”, le pide.
La escritora cree que el hecho de que S tenga que abandonar el hogar puede ser bueno para su mamá. Sí, es posible que sin el control de su hija se profundice la adicción de la madre, pero también que al no tener a nadie que vea por ella recupere el decoro y vuelva a ser responsable.
La crítica le aconseja que, estando lejos, le escriba regularmente a su madre y le pida que vuelva a ser la que era antes, y también a su padre.
Por último, Higuchi le dice que durante los cinco años que tendrá que pasar lejos de casa podrá construir los cimientos de su vida, tanto en el plano laboral como en el personal. Lejos de su madre, podrá concentrarse en ella misma. El desarrollo integral de S como profesional y ser humano también beneficiará a sus padres. (International Press)