Países desarrollados dudan del uso de fondos por parte de las naciones pobres
Representantes de más de 180 países lograron tras arduas negociaciones firmar el miércoles en Sendai (noroeste de Japón) un plan de prevención de desastres de la ONU para los próximos 15 años, que busca impulsar la cooperación internacional para mitigar la amenaza que supone el cambio climático.
La III Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres concluyó con el acuerdo en torno a «siete objetivos globales» que buscan principalmente reducir el número de víctimas y pérdidas económicas.
Durante el evento de cinco días celebrado en la ciudad japonesa afectada por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, los asistentes también se comprometieron a «reforzar el apoyo a los países en desarrollo propensos a los desastres».
La firma del plan se retrasó durante horas debido precisamente a la falta de un compromiso financiero de los países desarrollados ante las dudas sobre la gestión de los fondos.
En concreto, no se ha alcanzado un acuerdo sobre cuál debe ser la ayuda financiera que se destine para apoyar a las naciones con menos recursos propensos a sufrir estos fenómenos naturales.
Según explicaron a Efe fuentes de la delegación española, las negociaciones fueron «arduas» debido sobre todo a que la gestión de desastres suele ser una competencia nacional y resulta difícil controlar si el dinero gastado corresponde al apoyo dado.
En este sentido varias ONG, a pesar de considerar que la firma del plan supone un paso adelante, criticaron la ambigüedad de su lenguaje, la falta de concreción en materia financiera y la ausencia de objetivos numéricos.
«Durante los pasados días, hemos visto cómo los países ricos iban gradualmente reduciendo sus compromisos para dar dinero a los países en desarrollo con el fin de que se preparen para responder al aumento de desastres nucleares y el impacto del cambio climático», apuntó Harjeet Singh, responsable de cambio climático de ActionAid.
En contra de lo que se esperaba, el plan no establece objetivos numéricos, ya que, a pesar de la presión de organizaciones no gubernamentales, algunos participantes se mostraron reacios a fijarlos.
Finalmente simplemente se habla de «reducir sustancialmente la mortalidad de los desastres y el número de personas afectadas a nivel mundial para 2030», sin concretar cifras.
El texto firmado también hace un llamamiento a «incrementar sustancialmente el número de países que cuenten con estrategias específicas en reducción de riesgo de desastres y sistemas de alerta temprana frente a ellos».
Cerca de 1,2 millones de personas murieron y 2.900 millones se vieron afectadas por desastres entre el año 2000 y el 2012, según datos de la ONU, que estima que estos fenómenos generaron daños económicos por cerca de 1,7 billones de dólares durante ese período.
Además, cada año se pierden hasta 300.000 millones de dólares por los daños que causan terremotos, tsunamis, ciclones e inundaciones, según las estimaciones del organismo.
Durante los cinco días que ha durado la conferencia, a la que han asistido 5.000 personas, al margen de las sesiones plenarias se han celebrado más de 30 sesiones de trabajo, así como reuniones de alto nivel que han cubierto una amplia gama de temas sobre desastres, además de 350 simposios y seminarios organizados por organismos no gubernamentales.
Japón ha acogido las tres conferencias sobre desastres celebradas por la ONU.
La primera tuvo lugar en Yokohama (sur de Tokio) en 1994 y la segunda en 2005 Kobe (centro), diez años después de que la ciudad fuera fatalmente afectada por un terremoto que causó más de 5.000 muertos. (EFE)
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