«Alianza Revolucionaria de Varones no Atractivos» se manifiesta contra la Navidad y el consumismo
Andrés Sánchez Braun / EFE
En Japón la Nochebuena es, al igual que San Valentín, una cita obligada para disfrutar en pareja y en un ambiente romántico, algo que impone una presión social cada vez mayor a los solteros y comienza a generar cierto espíritu antinavideño.
A lo largo de las últimas décadas la noche del 24 de diciembre se ha acabado por fijar en el país asiático, donde menos de un 1 por ciento de la población profesa el cristianismo, como una fecha sin cariz religioso pero marcada, al igual que en occidente, por un consumismo casi obligado.
El carácter nipón y la vertiente más anglosajona de la Navidad, que se empezó a conocer en Japón sobre todo por la presencia desde mediados del siglo XX de tropas o personal diplomático estadounidense, han dado lugar a una serie de rituales un tanto extravagantes y exclusivos de Japón.
Entre ellos, comer en estas fechas pollo frito (a falta de pavo) o «tarta de Navidad» (un bizcocho recubierto de crema y fresas, que recuerda a la vestimenta de Papá Noel).
También, en el caso de los jóvenes, celebrar una velada romántica en pareja la noche del 24, lo que suele implicar una sesión fotográfica frente a las, cada año más ostentosas, iluminaciones navideñas que suelen instalarse en zonas comerciales antes de disfrutar de una cena íntima y elegante.
El fenómeno ha alcanzado tal importancia que este año el operador de telefonía móvil KDDI ha organizado un evento que permitirá «cenar juntos» a aquellos que llevan relaciones a distancia y vivan en Tokio y Osaka, los dos principales núcleos económicos del país.
La cena se organizará simultáneamente en hoteles de las dos ciudades, donde se colocará a cada participante ante una pantalla gigante en la que se transmitirá la imagen de su pareja en tiempo real para que parezca una verdadera cena con dos comensales.
Para añadir autenticidad a la experiencia incluso se ha contratado a gemelos para que ejerzan de camareros y dé así la sensación de que es una sola persona la que atiende la mesa.
La obsesión por pasar en pareja estas fechas ha generado hasta un neologismo para aquellos que pasan por su cuenta la Nochebuena; «kuribotchi», que combina la palabra kurismasu (Navidad en japonés) y la expresión «hitori-botchi» (estar solo).
Son este tipo de cosas las que empiezan a suponer un hartazgo para aquellos que están solteros o que simplemente no quieren pasar la Nochebuena con otra persona, además de alimentar gestos cada vez más antinavideños en el país.
Gestos como el grupo autodenominado «Kakuhidou» (contracción en japonés de «Alianza Revolucionaria de Varones no Atractivos») que desde 2006 se manifiesta en el centro de Tokio cada año en contra de la Navidad y el consumismo y a la vez reivindica la «libertad de no casarse».
Algo parecido ha sucedido este año en PiaPia, un restaurante especializado en pasta de la localidad de Hachioji (oeste de Tokio), que se ha negado a atender a parejas la noche del 24 para así no deprimir a sus camareros, que estarán trabajando en esa fecha, y a aquellos que cenen sin un acompañante.
La caída demográfica que sufre Japón, donde la gente se casa cada vez menos y más tarde y tiene menos hijos que antes, ha añadido aún más presión social si cabe en torno a esta fecha señalada.
Y esa solemnidad cada vez mayor que rodea a la Nochebuena japonesa en pareja ha empezado a generar también recelo en extranjeros solteros que viven en el país.
«Cuando llegó diciembre muchos me empezaron a advertir sobre la importancia de la noche del 24 y me dijeron que no se me ocurriera invitar a cenar a una chica si el tema con ella no iba en serio», cuenta a Efe un hombre de origen europeo que se dispone a pasar su primera Navidad en Japón y que pide permanecer en el anonimato.
«Aunque hay una chica con la que he salido un par de veces, es muy pronto para nada serio. Por eso no voy a pasar la Nochebuena con ella. Temo que si lo hago ella esperara que pronto le pida matrimonio», añade en tono muy serio.