Su historia también genera comentarios racistas
Fotos: Sina weibo
Sintiendo que no tenía futuro en su país, China, Mei Acai emigró hace doce años a Ucrania. Fue una aventura de pronóstico incierto. Tan poco conocía de Ucrania que al principio creía que estaba en África.
Eligió este país porque los costos de estudiar en una universidad se asemejaban a los de China y era relativamente fácil obtener una visa.
La pasó duro allá, le dice al sitio Chinamack. Los dos primeros años comía mayormente papas y col, que eran los productos más baratos. Los tomates con huevos era un lujo que solo se permitía durante el Año Nuevo Chino.
Sin embargo, gracias a su habilidad en el ping pong representó con buenos resultados a la academia donde estudiaba, hizo amigos, consiguió novia, mejoró su dominio del idioma y así, poco a poco, se fue adaptando a la sociedad ucraniana.
Acai actualmente es un próspero hombre de negocios que tiene una empresa que se dedica a la exportación e importación de equipos y productos alimenticios.
Una historia meritoria de alguien que triunfó fuera de su país y que merece elogios. Sin embargo, este exitoso chino se ha convertido en una figura popular en la comunidad virtual de su país no tanto por sus negocios como por su guapa esposa (con quien tiene una hija), y muchas veces no de forma positiva.
Las imágenes de su idílica vida familiar que Acai comparte en línea han despertado el escepticismo y la envidia de algunos (¿o muchos?) compatriotas.
Un grupo de usuarios de las redes sociales chinas no puede creer que una mujer tan atractiva se haya interesado en un «tipo normal de China», mientras que otros piensan que probablemente ella está con él por su dinero.
Sin embargo, Acai llegó a Ucrania sin plata y conoció el éxito después de casarse con su esposa Dasha.
Entre los comentarios aparecidos, quizá el más racista de todos sea este: «Una manera de juzgar el valor de un hombre es ver si se puede casar o no con una mujer extranjera (europea o americana). Medio Oriente, África y el sudeste de Asia no cuentan».
Otro acomplejado dice que «cuando un hombre (chino) se casa con una extranjera es noticia, y parece incluso que trae consigo un poco de orgullo. Eso es porque estos casos son extremadamente raros. Cuando una mujer (china) se casa con un extranjero, no pasa nada, porque (esos casos) son demasiados».
Un tercer comentarista escribe: “Esta tarde me voy a la embajada de Ucrania a conseguir una visa”. (International Press)
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