Piden no dejar solos a los niños en Japón y enseñarles que no sigan a extraños

Asesinato de niña multiplica las señales de alerta

El descuartizamiento de Mirei Ikuta, la niña de 6 años que desapareció en Kobe el 11 de septiembre y cuyos restos aparecieron el martes, ha conmocionado a la sociedad japonesa y puesto de manifiesto que los esfuerzos de la policía por neutralizar a los asesinos de niños aún son insuficientes.

Yomiuri Shimbun recuerda que en 2005, tras varios asesinatos de niños, la Agencia Nacional de Policía ordenó reforzar la vigilancia en los alrededores de las escuelas, en las rutas que los niños toman para desplazarse, en parques y otros espacios públicos.

Además, se reforzaron las labores de patrullaje a cargo de vecinos.

Masayuki Kiryu, profesor de la Universidad de Toyo y experto en psicología criminal, declara a Yomiuri que pese a que las actividades de prevención de delitos que llevan a cabo los residentes locales han mejorado, su alcance es limitado. Por lo tanto, su eficacia también es limitada.

«La gente no puede decir si una persona es un criminal solo por su apariencia, razón por la cual es imposible que los niños puedan saberlo», dice.

«Es necesario analizar correctamente la información de la policía y buscar signos premonitorios –por ejemplo, el ofrecimiento de dulces a niños– y los momentos y zonas en que los extraños a menudo se acercan a los chicos, o los sitios donde desconocidos son vistos con frecuencia en ciertas situaciones. Los resultados de este análisis deberían utilizarse en las patrullas de prevención del delito a nivel local», añade.

Por su parte, Yukiko Saeki, una experta en seguridad, subraya: «Siento que lo más importante es no dejar al niño solo”.

Saeki manifiesta que los adultos deben decirles a los niños que no sigan a extraños y que se mantengan a una distancia de 1,5 metros o más cuando pasen automóviles, pues así evitan ser arrastrados al interior de un vehículo.

Finalmente, recomienda que los padres enseñen a sus hijos a tomar medidas para protegerse a sí mismos, como gritar o correr a lugares donde haya mucha gente si están en una situación de peligro. (ipcdigital)