Sus principales compradores son los visitantes chinos
Gracias a su buena calidad, su durabilidad y sus atractivos diseños (en cada vez más colores), las mochilas que usan los niños de primaria en Japón están ganando popularidad entre los turistas extranjeros.
Una mujer china de 60 años compró dos de estas mochilas, llamadas randoseru, en una tienda en el aeropuerto de Kansai. “Es fácil de llevar en la espalda y su diseño es bueno. Será un buen souvenir para mi nieto de 7 años”, le dijo a Yomiuri Shimbun.
Los turistas suelen llevarse ollas arroceras adquiridas en las tiendas libres de impuestos en Japón, pero cada vez hay más turistas extranjeros que prefieren comprar las randoseru.
Ante la creciente demanda, una tienda puso a la venta modelos antiguos por 12.000 yenes (110 dólares) a fines de junio, y desde entonces cada mes venden más de 120 unidades, superando sus expectativas.
En otro local las mochilas se comercializan entre 50.000 yenes (459 dólares) y 60.000 yenes (551 dólares).
En mayo pasado, en Harajuku, Tokio, se abrió otra tienda especializada en randoserus, operada por el fabricante Seiban y que recibe a muchos extranjeros.
Por ello, un vocero de la compañía nipona reveló que tienen previsto tomar medidas para mejorar su atención a los turistas, como –por ejemplo– aumentar el número de empleados que puedan hablar varios idiomas.
En una sucursal de la cadena de tiendas Daimaru en Osaka, la mayoría de compradores de las populares mochilas japonesas proviene de China y Taiwán. (ipcdigital)
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