El envejecimiento de la población en Japón está afectando a muchas industrias. Una de ellas es la del pachinko que, además, enfrentaría la amenaza de los casinos si, finalmente, se aprueba el proyecto de ley que busca legalizarlos.
Para no quedar rezagados, los pachinkos están remozándose con el objetivo de atraer a mujeres y jóvenes. Se calcula que existen alrededor de 12.000 salas en el país y que uno de cada 13 personas en Japón lo juega. Sin embargo, los más jóvenes prefieren los juegos en sus teléfonos móviles.
Algunos pachinkos están buscando alejarse de la imagen estereotípica de sus clientes: hombres mayores que no tienen nada que hacer y fuman, revela Reuters.
Para ello, están creando zonas libres de humo y utilizando a populares personajes de la cultura popular, como la banda juvenil AKB48, para extender su público.
“Estamos tratando de cambiar la imagen del pachinko como un sitio ruidoso, lleno de humo y dominado por hombres”, dice Tomoko Morouchi, vocera de uno los más grandes operadores de pachinko del país, Dynam Japan, que cuenta con 371 locales.
Apenas el 9 % de los clientes de Dynam tiene menos de 30 años y más de la mitad supera los 50.
Las mujeres representan el 27 % de sus clientes. Una de ellas es Marina Osada, una oficinista de 21 años que juega pachinko tres veces a la semana, algunas veces durante todo el día si no tiene que trabajar. Va sola y se olvida del mundo, centrándose solo en jugar.
La población se hace más vieja y el dinero que mueven los pachinkos disminuye. Los ingresos de la industria cayeron a 19.000 billones de yenes (183 mil millones de dólares) de 31 billones de yenes (298 mil millones de dólares) en los últimos veinte años.
Además, el número de jugadores se redujo a la mitad entre 2002 y 2012.
El declive del negocio no se debe únicamente al envejecimiento del país. En las últimas dos décadas, los gastos en ocio se han reducido casi a la tercera parte debido al prolongado estancamiento económico de Japón.
Tohru Okazaki, un escritor especializado en el tema, le dice a Reuters que cada vez menos gente juega pachinko y que a los jóvenes no les interesa.
Naomi Suzuki, cuya familia maneja una cadena de pachinkos en Fukushima, afirma que “hace veinte años, las salas de pachinko estaban llenas de jóvenes, pero ahora la mayoría de clientes son gente de mediana edad y mayor. Los jóvenes no tienen dinero”.
Sin embargo, el pachinko sigue siendo un negocio rentable para las grandes cadenas como Maruhan, que obtuvo un beneficio neto de 80.000 millones de yenes (770 millones de dólares) en el año fiscal 2013, un 16 % más que en el ejercicio previo.
El pachinko, que comenzó como un juego para niños en la década de 1920 y se popularizó entre los adultos después de la Segunda Guerra Mundial, no está sujeto a impuestos de juego en Japón, donde es considerado una diversión. (International Press)