Japón ha evitado la guerra gracias “al noble pacifismo de la Constitución”, dice alcalde de la ciudad
La ciudad japonesa de Hiroshima conmemoró hoy el 69 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica que acabó con la vida de cientos de miles de sus habitantes al final de la II Guerra Mundial, con una ceremonia en la que se pidió el desarme nuclear y se defendió el carácter pacifista de la Constitución nipona.
El acto tuvo lugar en el Parque de la Paz de la ciudad, ubicado cerca del hipocentro de la explosión nuclear, y comenzó con un minuto de silencio a las 8.15 hora local.
Esa fue la hora exacta en la que el B-29 Enola Gay de las Fuerzas Aéreas estadounidenses lanzó el 6 agosto de 1945 el «Little Boy», el nombre con el que EE.UU. bautizó el primer artefacto nuclear de la historia.
Tras el minuto de silencio, el alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, pidió al Gobierno liderado por Shinzo Abe y a otros líderes mundiales como el presidente de EE.UU., Barack Obama, que «trabajen para lograr un mayor acercamiento entre los países que disponen del arma nuclear y el resto del mundo» con vistas a lograr «un desarme total».
Matsui recordó en su intervención que el año próximo está prevista la revisión del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP), coincidiendo con la conmemoración del 70 aniversario del bombardeo atómico.
El alcalde de Hiroshima también defendió el carácter pacifista de la Constitución nipona, después de que el Gobierno central haya impulsado una controvertida reinterpretación de su Carta Magna para reforzar el papel de las Fuerzas de Autodefensa.
«Nuestro Gobierno debe aceptar el peso del hecho de que hayamos podido evitar la guerra durante 69 años gracias al noble pacifismo de la Constitución japonesa», afirmó Matsui.
La ceremonia transcurrió bajo una fina lluvia y marcada por el silencio de los miles de asistentes, sólo roto por los discursos de representantes políticos, de jóvenes de la ciudad y de supervivientes de la bomba -colectivo al que se conoce en Japón como «hibakusha», y por los breves aplausos que seguían a sus intervenciones.
Entre los asistentes se encontraba el primer ministro nipón; la embajadora de Estados Unidos, Caroline Kennedy, y representantes de otros 67 países, entre ellos de potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia.
Se trata de la primera visita a Hiroshima de la embajadora estadounidense desde que asumió el cargo el pasado noviembre, y la segunda de un representante diplomático de EE.UU. a esta ceremonia anual tras la de su predecesor John Ross en 2010.
Durante el acto también se colocó una lista con los nombres de las 292.325 víctimas de la bomba dentro de un monumento ubicado en el Parque de la Paz, en la que se incluyen 5.507 personas que murieron el año pasado como consecuencia del ataque.
La bomba detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas.
Pero este número aumentaría hacia finales de 1945, cuando el balance de muertos se elevaba a unos 140.000, y en los años posteriores las víctimas por la radiación sumaron muchas más.
Después del ataque sobre Hiroshima, EEUU lanzó una segunda bomba nuclear el 9 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la II Guerra Mundial.
Los ataques atómicos sobre ambas ciudades japonesas han sido los únicos de este tipo ejecutados hasta la fecha.
En marzo pasado, el número total de «hibakusha» en Hiroshima y Nagasaki era de 192.719, 9.060 menos que el año pasado, y su edad media era de 79,44 años. (EFE)