«No nos merecimos la victoria; Nishikori, sí»

Rafa Nadal admitió que el japonés le dio una paliza en el primer set (foto sitio web de Kei Nishikori)

 

Rafa Nadal gana torneo de Madrid tras retiro por lesión del tenista japonés


Rafa Nadal admitió que el japonés le dio una paliza en el primer set (foto sitio web de Kei Nishikori)
Rafa Nadal admitió que el japonés le dio una paliza en el primer set (foto sitio web de Kei Nishikori)

Miguel Luengo / EFE

Toni Nadal, tío y entrenador de Rafael Nadal, aseguró que su pupilo no mereció vencer hoy en la final del Masters 1.000 de Madrid al japonés Kei Nishikori, quien debió abandonar el partido por una lesión en la zona lumbar cuando el marcador era 2-6, 6-4 y 3-0 favorable al español.


«No nos merecimos la victoria. El otro (Nishikori) sí, porque ha jugado mejor durante todo el tiempo. Es una victoria injusta y hemos tenido mucha suerte», comentó Toni Nadal tras el encuentro.

Pese a los convincentes triunfos del número uno del mundo ante el checo Tomas Berdych y el español Roberto Bautista, el rendimiento de Nishikori en la primera manga hizo que «Rafa estuviera muy nervioso». «Se ha tensado y Nishikori se ha puesto a un nivel muy bueno», dijo a pie de pista.

Toni Nadal celebró, no obstante, que el rendimiento del cuatro veces campeón del torneo de Madrid «ha sido muy bueno», a excepción de hoy. «A Roma iré con precaución», añadió en alusión a la próxima cita del calendario de la ATP.


Rafael Nadal vivió una situación inversa a la que sufrió en la final del Abierto de Australia en enero, cuando jugó lesionado en la espalda contra el suizo Stanislas Wawrinka.

Nishikori, de 24 años, que aparecerá noveno del mundo el próximo lunes, decidió abandonar tras una hora y 42 minutos, después de ir dominando por 6-2 y 4-2, y caer en barrena después debido a sus problemas en la espalda que le generaron además calambres en la pierna izquierda.


El nipón apenas podía caminar cuando a duras penas, mientras que su entrenador, el argentino Dante Bottini, se lo pedía reiteradamente, decidió arrojar la toalla y estrechar la mano a Nadal en signo de derrota.

«Siento mucho lo que sucedió hoy», dijo Nishikori, primer asiático en entrar en el grupo de los diez primeros desde el tailandés Paradorn Srichaphan en marzo del 2004, en la entrega de trofeos, «esta es mi primera final de un Masters 1000 e intenté luchar pero no pude más. Ha sido una gran semana, aquí y ganando antes en Barcelona, esto parece mi segunda casa».

Nadal, que agradeció la presencia de la Reina de España, «por estar aquí apoyando nuestro deporte», dijo, admitió que había recibido una paliza en el primer set, pero también recordó lo duro que fue para él la final de Melbourne este año, cuando una lesión en el entrenamiento le dejó sin posibilidades de afrontar con garantías la conquista de su segundo Abierto de Australia.

Hasta que llegaron los problemas físicos, el duelo tuvo el color que Nishikori quiso y exhibió. Su confianza tras ganar 14 partidos seguidos, le llevaban en volandas hacia el título más importante de su carrera, dibujando ángulos precisos, golpeando con fuerza y convicción, mientras Nadal asistía al espectáculo de un jugador en plena racha de poder, eléctrico en sus desplazamientos y sin dudas.

Nada parecía detener a Nishikori, que acabó pasadas las diez de la noche del día anterior su duelo contra David Ferrer en semifinales, después de casi tres horas de lucha y a la décima bola de partido, tras recibir tres veces tratamiento en su espalda.

Nadal lo intentaba pero no conseguía romper el saque de su rival y desperdició hasta cinco oportunidades hasta que a los 78 minutos logró un objetivo que parecía perdido. Fue en el octavo juego del segundo set cuando la pista central gritaba «Sí se puede, sí se puede», igual que en el encuentro de anoche.

Ya para entonces Kei había pedido fisioterapeuta en pista y evidenciaba que no podía caminar. Prácticamente arrastraba los pies, y con la cabeza gacha adivinaba que no podía conseguir la primera victoria sobre Nadal en siete encuentros, mismo número de juegos seguidos encajados ante el español en el último tramo.

Al final fue cuerdo, y aunque no quería, optó por abandonar, ante lo que le espera en tierra esta temporada, Roma y Roland Garros, torneos a la vista en los que será cabeza de serie importante.

Ganó Nadal por cuarta vez, y segunda consecutiva, logrando lo que nadie ha hecho en Madrid, y desempatando con el suizo Roger Federer, en la final 50 en tierra de su carrera.

 

 

 

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