Mafalda, el estandarte del Día del Libro en una jornada de recuerdo a Gabo

 

Día fue instituido por la Unesco en 1996 para fomentar la lectura


Mafalda

Mafalda fue hoy el estandarte del Día Mundial del Libro, en el que el recuerdo de Gabriel García Márquez sobrevoló las principales celebraciones, como la de Bogotá, donde el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, inició hoy una lectura pública de «El coronel no tiene quien le escriba».


 

Una gran lectora como Mafalda fue hoy la protagonista en la sede parisina de la Unesco, donde se inauguró una exposición de sus viñetas, obra de «Quino», para celebrar el Día del Libro.

 


«A Mafalda le encanta la escuela y leer, es muy curiosa, está constantemente informada por los periódicos y la radio, es una intelectual», explicó a Efe el responsable de la exhibición y agente de Quino en Francia, Fabien Gohier.

 


La otra gran constante de la celebración del Día del Libro fueron los actos de recuerdo del recientemente fallecido García Márquez, empezando por Colombia, donde en una jornada llamada «Gabolectura» se leyó «El coronel no tiene quien le escriba», en lugar del tradicional «Quijote».

 

Aunque las andanzas del ingenioso hidalgo sí se leyeron en otros sitios como Madrid, donde la encargada de iniciar la lectura fue la mexicana Elena Poniatowska, que hoy recogió el Premio Cervantes.

 

También en países como Bolivia, China o Chile se escogió «El Quijote», aunque la presidenta chilena, Michelle Bachelet, inauguró una biblioteca en honor de García Márquez en el municipio capitalino de Lo Prado, en donde viven unas 95.000 personas, mayoritariamente de bajos ingresos.

 

Y por supuesto en México, el hogar del escritor colombiano durante sus últimos años, se dedicó la jornada a García Márquez y a otros autores fallecidos, como Octavio Paz, José Emilio Pacheco y Juan Gelman.

 

Pero además de para rendir homenajes, el Día del Libro fue instituido por la Unesco en 1996 para alentar la lectura, como señala la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Irina Bokova, en su mensaje para la jornada.

 

«Nuestra finalidad está clara: alentar a los autores y artistas y velar por que la alfabetización y los formatos accesibles lleguen a más mujeres y hombres, porque los libros son nuestras herramientas más poderosas para erradicar la pobreza y construir la paz».

 

Y en los diferentes países en los que se celebró este Día se multiplicaron las iniciativas para fomentar la lectura y, a través de ella, mejorar la vida de los habitantes de las zonas más desfavorecidas.

 

Un informe presentado hoy por la Unesco incide en la amplia penetración del teléfono móvil en los países en desarrollo, lo que convierte a estos aparatos en eficientes herramientas para luchar contra el analfabetismo, un lastre para 774 millones de adultos.

 

Pero también con imaginación se puede ayudar en esta tarea, como la derrochada por los lisboetas. En la capital portuguesa se abrió una «microbiblioteca» en una cabina telefónica, en la que se pueden consultar más de medio centenar de obras.

 

En Perú se convocó un «truequetón», una jornada para intercambiar libros «en una transacción libre y no monetaria», mientras en El Salvador se realizó una «liberación» de libros en lugares públicos y en La Paz se obsequiaron volúmenes de bolsillo a quienes viajaran en el sistema de transporte municipal «PumaKatari».

 

Rosas, como es tradicional, fue el obsequio con que se encontraban los catalanes al comprar un libro, aunque este año la novedad estuvo en la moda las autofotos ya que los lectores llegaban con sus teléfonos móviles dispuestos a inmortalizarse con su autor favorito.

 

Y hasta en los países en los que este Día del Libro no tiene tanta repercusión, hubo actos especiales.

 

Como en Alemania, donde en esta jornada se regalaron 200.000 libros por la calle, y se puso en marcha la iniciativa «Amigos de la lectura», que posibilita que miles de personas regalen obras a sus amigos con el objetivo de «infectarlos» con el virus de la pasión por leer.

 

Otros países, como Bélgica, se preocupan por la lectura durante todo el año y los amantes de la literatura cuentan incluso con una «Ciudad del Libro»: la pequeña localidad de Radu, en la región de Valonia (sur del país), de apenas 400 habitantes y con 17 librerías.

 

También se repitieron iniciativas más institucionales, como en Italia, donde hoy comenzó «El mayo de los libros», cuarta edición de una campaña nacional de promoción de la lectura, o las ferias que se repiten en todos los rincones del mundo. (EFE)

 

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