Recurre a diario en busca de consejo
S es una viuda septuagenaria que reside en Oita. Tras la muerte de su esposo el año pasado, el dolor y la soledad se apoderaron de su vida. Perdió diez kilos. “No tenía a nadie con quien hablar y lloraba todos los días”, le cuenta a Yomiuri Shimbun, al que recurre en busca de orientación.
La situación comenzó a cambiar cuando un vecino, ocho años menor que ella, se ofreció como paño de lágrimas. El hombre se convirtió en una asidua compañía. “Fue un gran consuelo. Me encontré pensando en él constantemente, como si me hubiera hechizado. Siento una gran emoción de solo pensar en él”, dice.
Aunque su vecino es menor, S siente que es más maduro que ella. Los días que no pueden verse él la llama por teléfono. “Sentirme tan joven nuevamente a estas alturas de mi vida es algo en lo que apenas puedo creer”, asegura. Su novio vive a solo tres minutos a pie de su casa.
Todo suena como a cuento de hadas. Lamentablemente, él es casado y ella no quiere arruinar su familia. “¿Cómo puedo romper con él sin sufrir?”, pregunta S.
La escritora Megumi Hisada –vía Yomiuri– le responde que puesto que S y su novio viven tan cerca, su relación, si continúa, podría convertirse en un “lío terrible” y hacer imposible que ella pueda tener una vida tranquila en el futuro.
Hisada cree que el comportamiento del hombre no es sensato y pone en tela de juicio la autenticidad de su amor por S. Si él realmente la ama es “algo que usted debe decidir”, le contesta.
Lo que S elija hacer determinará si el romance con su vecino es “algo que recordará con cariño una vez que el ardor juvenil se desvanezca o como un episodio doloroso e insoportable de rememorar”.
“Este es un momento crítico. Pienso que todo depende de su voluntad para superar esta pena”, concluye la escritora. (ipcdigital)