Se calcula que Francisco llegará al noreste de Japón el domingo 27
Técnicos de la central nuclear de Fukushima trabajan contrarreloj para que se pueda contener la gran cantidad de agua de lluvia que se espera en las instalaciones con la llegada del segundo tifón en solo diez días, confirmó hoy a EFE la empresa operadora de la planta.
Los preparativos se producen una semana después de que las fuertes precipitaciones que trajo el tifón Wipha se acumularan en el exterior de la central en torno a los tanques de almacenamiento de líquido radiactivo hasta el punto de desbordarse y, posiblemente, filtrarse al mar.
Los índices de radiación de ese líquido, que se contamina al entrar en contacto con el exterior de los tanques que almacenan el agua usada del sistema de refrigeración eran 24 veces superiores al límite que permiten las autoridades niponas en cuanto a vertidos.
La Agencia Meteorológica de Japón prevé que el próximo 27 de octubre llegue un nuevo tifón, Francisco, a la región noreste de Japón donde se sitúa la central.
Por ello, la empresa operadora, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), ha comenzado a trasladar el agua de lluvia traída por el tifón anterior que aún permanecía estancada en el exterior del recinto a una serie de piscinas subterráneas, explicó un portavoz de la empresa a EFE.
Estas piscinas registraron problemas de filtraciones el pasado abril.
Hasta ahora TEPCO ha tratado de bombear el agua de lluvia a tanques donde almacena agua que posteriormente es sometida a un tratamiento para retirar material radiactivo.
Sin embargo, con la llegada de dos tifones tan seguidos estos tanques se encuentran llenos y la empresa ha anunciado que no tiene más remedio que utilizar las tres piscinas subterráneas (cada una con capacidad para almacenar unas 9.000 toneladas de líquido) de que dispone, pese a que en su día registraron fugas.
El traslado de esta agua a las piscinas ha sido autorizado por La Autoridad Nacional de Regulación Nuclear (NRA).
La acumulación de agua altamente radiactiva en la central es en estos momentos el principal problema para los cerca de 3.500 operadores que trabajan a diario en la planta en su objetivo de cerrar la crisis atómica iniciada por el tsunami de marzo de 2011. (EFE)