Fondos se destinarán a impulsar la inversión y apoyar a familias con bajos ingresos
Javier Picazo Feliú / EFE
El Gobierno de Japón ratificó el martes la primera subida de impuestos sobre el consumo en el país en más de 15 años, la cual entrará en vigor en abril y llegará acompañada de un millonario paquete de estímulo para compensar su impacto negativo en el consumo y el tejido empresarial.
«Para mantener la confianza en la política fiscal de Japón y establecer un sistema de seguridad social que sea sostenible para las generaciones futuras, he tomado la decisión de elevar el IVA desde el 5 al 8 por ciento a partir del 1 de abril», detalló el primer ministro, Shinzo Abe.
La impopular subida impositiva motivó la aprobación de un paquete por valor de 6 billones de yenes (61.000 millones de dólares, 45.000 millones de euros), de los que 1 billón (10.100 millones de dólares, 7.500 millones de euros) se destinarán para impulsar la inversión empresarial, beneficiar a las familias con menores ingresos y fomentar el empleo juvenil, entre otros.
«El paquete de estímulo servirá para aliviar al máximo los posibles efectos negativos (de la subida del IVA) y para reforzar la revitalización económica de Japón ante el reto de retomar la senda de la recuperación pronto», añadió el primer ministro, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
La última subida de impuestos en Japón se produjo en abril de 1997, cuando se elevó del 3 al 5 por ciento.
En sus medidas para amortiguar el incremento del gravamen, que Abe definió como «la mejor solución posible» para la economía nipona, el Gobierno también anunció que está «sopesando seriamente» la posibilidad de reducir el impuesto de sociedades para favorecer al potente músculo empresarial.
Con la histórica subida del IVA, Japón busca soluciones ante «la urgente necesidad de generar ingresos que permitan financiar los presupuestos», detalló Abe, al margen de suponer un alivio para la enorme deuda pública del país, la mayor del mundo industrializado al superar el doble de su producto interior bruto (PIB).
Esos motivos han prevalecido sobre el temor a que el incremento del impuesto lastre el ritmo del consumo, que supone cerca del 60 por ciento del PIB del país, y comprometa su futuro político.
En este sentido, la reforma fiscal ratificada fue aprobada en 2012 por el primer ministro precedente, Yoshihiko Noda -férreo defensor de la disciplina fiscal-, en un movimiento que desembocó en su dimisión y envió al ostracismo a su partido, duramente castigado en los comicios del pasado diciembre.
A pesar de que el plan de subida de impuestos preveía un segundo incremento del 8 al 10 por ciento en octubre de 2015, Abe dejó en suspenso esta segunda escalada al asegurar que su aprobación «requerirá de un minucioso estudio» antes de que tomar la decisión.
La subida de los impuestos es también una forma de demostrar el compromiso de Japón para mantener la confianza de los mercados, después de que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) hubieran sugerido la necesidad de este tipo de medidas para impulsar la debilitada salud fiscal nipona.
El plan de reforma fiscal aprobado forma parte además de la estrategia de crecimiento liderada por Abe desde su llegada al poder hace apenas nueve meses, aplicada a través de agresivas medidas de estímulo y flexibilización monetaria por parte del Banco de Japón, y ante el reto de reflotar la economía y acabar con la deflación.
Esta fuerte apuesta, que ya ha empezado a dar los primeros frutos, fue respaldada por el informe Tankan de coyuntura económica del emisor, que mostró una clara mejora en la confianza empresarial entre julio y septiembre, encadenando además el tercer trimestre consecutivo de incremento de este indicador. (EFE)
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