Tepco: «Por encima de todo, la prioridad es la seguridad»
Javier Picazo Feliú / EFE
La operadora de la maltrecha central nuclear de Fukushima, TEPCO, abrió el miércoles sus puertas para mostrar los progresos encaminados a desmantelar la planta y solventar su principal desafío, la acumulación de agua radiactiva.
Durante una visita de periodistas internacionales a la planta, Takeshi Takahashi, máximo responsable de la central de Fukushima Daiichi desde diciembre de 2011, mostró un optimismo moderado, consciente de la complejidad de la empresa y de su interés por ir cumpliendo los objetivos de uno en uno.
«Por encima de todo, la prioridad es la seguridad», remarcó Takahashi cuyo rostro denota un evidente cansancio.
El director de la central confirmó además que actualmente el mayor quebradero de cabeza es «la gran acumulación de agua contaminada con materiales radiactivos», entre ellos yodo, estroncio, cesio y plutonio, este último aún no revelado por los análisis.
Más de dos años después de iniciarse en la central la catástrofe nuclear, los operarios de la planta, ataviados con trajes y aparatosas máscaras para combatir la alta radiación, trabajan en innumerables frentes a lo largo del enorme complejo.
Previamente, los cerca de 3.500 trabajadores de la operadora inician su jornada a 20 kilómetros de distancia en el J-Village, un moderno centro deportivo reconvertido por completo en el centro de operaciones para la eléctrica.
Tras haber logrado llevar a parada fría los reactores hace más de un año, el trabajo de los empleados de TEPCO abarca actualmente desde la descontaminación de las poblaciones en torno a la central, hasta la comprobación rutinaria para buscar fallas en las instalaciones y fugas de agua radiactiva.
Situados a pocos metros del mar y escondidos hoy bajo una espesa niebla, las cuatro unidades golpeadas por las olas de hasta 15 metros que dejó el devastador tsunami de 2011, descansan frente a una pequeña colina rodeada de frondosa vegetación.
Aprovechando la pendiente, el agua encuentra como barrera en su salida natural al mar las unidades de la central, en las que se filtra incrementando el líquido contaminado acumulado en los sótanos.
Ante esa nueva complicación, los técnicos han comenzado recientemente a bombear el agua subterránea y a acumularla también en tanques.
Desde la entrada principal de la central, la planta muestra un paisaje en el que predominan los casi 1.000 contenedores que hasta el momento TEPCO ha tenido que construir para almacenar las ingentes toneladas de agua radiactiva que genera a diario.
«Actualmente la central cuenta con capacidad para acumular 300.000 toneladas de agua», ubicadas en cerca de 250 tanques de 1.000 toneladas, 350 de 100 toneladas y otros pequeños de menor capacidad, según detalló en la visita a la planta Nakayama Tabashi, relaciones públicas de Fukushima Daiichi.
En este sentido, TEPCO recicla unas 500 toneladas de agua a diario que pasan a formar parte de un complejo sistema controlado durante las 24 horas por diez técnicos que, a lo largo de 4 kilómetros de tuberías, sirve para enfriar los núcleos de los reactores de cara a mantener su temperatura estable.
Para Tabashi, la solución pasa por mantener durante los próximos dos años la construcción de estos enormes tanques hasta lograr que la planta tenga una capacidad de 700.000 toneladas y, mientras, encontrar el modo para reducir al mínimo los niveles de contaminación, lo que permitiría no tener que seguir acumulándola.
Mientras, a pesar de la aparente gravedad de este problema, en la ardua tarea para desmantelar la central, un trabajo que se estima que se prolongará durante los próximos 30 o 40 años, planea «por encima de todo un desafío que nunca nadie antes ha experimentado»: la retirada de las barras de combustible de los reactores, confirmó Takahashi.
En este largo camino, la prioridad es la de iniciar a finales de este año la retirada del combustible usado en la piscina del reactor número 4 de la planta, en el que hoy ya se pudo observar su flamante nueva cubierta, como paso previo a la retirada de sus barras.
Además, a TEPCO le espera un futuro marcado por la necesidad de descontaminar las poblaciones ubicadas en la zona de exclusión por alta radiación y la creación de un método para tratar los desechos radiactivos, dos objetivos marcados a medio y largo plazo.