Hay que desembolsar 1.540 dólares y esperar dos años para adquirir las gafas
Ramón Abarca / EFE
Hechas a mano y solo con madera, las monturas de gafas graduadas del japonés Yoshihisa Yabuuchi son una joya artesanal y del diseño que se pueden adquirir por unos 1.200 euros (1.540 dólares), eso sí, tras dos años en lista de espera.
El meticuloso Yabuuchi trabaja en la óptica familiar de la ciudad de Fukushima, un negocio de más de 137 años de historia, desde donde fabrica por encargo las exclusivas monturas.
«Tengo 32 pedidos, pero solo he podido entregar 18 hasta ahora por lo que hay una lista de espera de dos años», reconoce a Efe el diseñador, que tarda más de un mes en hacer cada montura mientras atiende a los clientes de la óptica.
La madera se han convertido en una tendencia clara en el mundo de la óptica y grandes marcas como las estadounidenses Capital o Shwood y las europeas Gold & Wood Paris, Herrlicht o W-Eye se han sumado al carro.
También lo han hecho las grandes firmas de la moda y el lujo como Louis Vuitton y muchos pequeños diseñadores de todo el mundo pero en el caso de las realizadas a mano por Yabuuchi lo que las hace únicas es que se fabrican exclusivamente de madera, sin utilizar pegamento o elementos metálicos.
El joven diseñador japonés estudió diseño en Reino Unido donde adquirió un gusto más visual y arriesgado del producto en el que su familia llevaba trabajando más de un siglo.
En realidad, llevaba cinco años diseñando sus monturas de gafas con madera cuando en diciembre de 2009 se aventuró a fabricarlas sin nada que no fuera ese material.
Sus monturas están hechas de cerezo, nogal negro, arce y caoba, además de unos delicados tornillos también de madera de 1,2 milímetros.
Desde su pequeña óptica relata que de joven, aunque decidió seguir con el negocio familiar, estaba obsesionado con diseñar gafas originales y pensó en la madera «ya que pasaba mucho tiempo en el bosque donde iba a buscar setas».
Su inspiración son las monturas del fabricante alemán Herrlincht, por su diseño y belleza, aunque Yabuuchi considera que, a su juicio, tienen un defecto, el uso del pegamento, por lo que se propuso mejorarlas.
«Lo más difícil es que no se rompan mientras las hago, ya que en ese caso tengo que empezar de nuevo», explica el diseñador, que relata con detalle cómo es su laborioso trabajo.
«Los tornillos son de madera y resulta complicado unir la parte frontal con las patillas sin que se rompan. Hay que hacerlo con la profundidad y el ángulo correcto. Y es sumamente difícil», cuenta.
Además de la delicadeza del material, otro de los grandes enemigos de estas piezas artesanales es la humedad, sobre todo en la época de lluvias en Japón, ya que puede deformar las piezas y hacer más fácil que se rompan las monturas durante el proceso de montaje.
Todo ello justifica el coste de estas exclusivas piezas que se pueden adquirir por 150.000 yenes (unos 1.200 euros o 1.540 dólares).
Además de original y perfeccionista, Yabuuchi es una persona comprometida con su ciudad, afectada en marzo de 2011 por el tsunami que desencadenó la peor crisis nuclear desde Chernóbil.
El diseñador cuenta como en ese momento tuvo que abandonar su casa en Fukushima y trasladarse a otra localidad junto a su mujer y su hijo.
Su familia no han vuelto todavía pero Yabuuchi decidió hacerlo muy pronto para ponerse al frente del negocio familiar y así mantener vivo el comercio de su ciudad, estigmatizada por el temor a la radiación.
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