Abe solicita adhesión del país a las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico
Javier Picazo Feliú / EFE
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, solicitó la adhesión del país a las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que actualmente forman once países de la región, incluidos EEUU, México, Chile o Perú.
La solicitud de Japón, que busca una integración económica en Asia-Pacífico para formar la zona comercial más dinámica del mundo con un mercado de cerca de 658 millones de personas, deberá ser ratificada por los países miembros antes de dar luz verde a su entrada oficial en las negociaciones.
«No se trata solo de los intereses de Japón, sino de traer prosperidad al mundo», detalló Abe, de 58 años, que calificó su decisión como «una política de futuro» necesaria para que Japón pueda afrontar con garantías sus próximos cien años.
Con su decisión, el Gobierno nipón busca dar un impulso a la estancada economía a través de un acuerdo económico que estima impulsará el producto interior bruto (PIB) del país en un 0,66 por ciento, unos 3,2 billones de yenes (33.283 millones de dólares), según las previsiones del Ejecutivo.
«Se trataba de un asunto que el país no podía retrasar más», afirmó Abe, que espera que con el TPP Japón se convierta «en un miembro importarte» del grupo, cuya zona de actuación engloba cerca de un tercio de la economía mundial.
Según Abe, el país, que lucha contra una deuda pública de más del doble de su PIB, la mayor de un país industrializado, y una deflación crónica, necesita dejar de «mirar en exceso» a su propio mercado para crecer «de forma dinámica», como hacen EEUU y la UE.
Desde hace años, Estados Unidos ha animado a Japón, tercera economía mundial, a participar en esta iniciativa, suscrita inicialmente en 2005 por Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, con el objetivo de eliminar los aranceles y sembrar las bases para una futura zona de libre comercio.
No obstante, el principal obstáculo de Japón ha sido siempre la fuerte oposición de los agricultores locales, un sector que tradicionalmente ha apoyado a Abe en las urnas y que teme que con el nuevo escenario su industria se vea afectada por la entrada de productos más económicos una vez el comercio se liberalice.
«Se trata algo bueno para la economía general del país, aunque puede ser negativo para los agricultores», dijo, a los que prometió «esfuerzos» para amortiguar su efecto, algo que no ha impedido que se hayan producido manifestaciones y protestas tras el anuncio.
Mientras, los principales defensores del TPP son los grandes exportadores del país, un pilar que sustenta cerca del 40 % del PIB, y que se frota las manos al considerarlo un revulsivo que se sumaría a la bonanza propiciada por la persistente caída del yen.
Tras conocerse la noticia, Akio Toyoda, presidente del líder mundial del automóvil, Toyota Motor, y de la Asociación Japonesa de Fabricantes de Automóviles (JAMA), se apresuró a «celebrar» la decisión del Gobierno, que considera beneficiosa para este poderoso sector al «incrementar las oportunidades de negocio en la región».
Al margen de su esperado beneficio económico, para el primer ministro, el TPP supondrá también «compartir valores con los once países miembros», con los que tiene en común «la libertad, la democracia y la protección de los derechos humanos».
Japón considera su anuncio «un primer paso» en su estrategia para relanzar las finanzas del país, que recibirán un gran impulso con su adhesión al TPP, un acuerdo que negocian actualmente Estados Unidos, Brunei, Malasia, Chile, Perú, Nueva Zelanda, Australia, Singapur, Vietnam, Canadá y México.
Abe, que asumió su cargo en diciembre tras arrasar en las urnas, ha mostrado en poco tiempo su determinación para impulsar las debilitadas finanzas niponas, tras propiciar medidas agresivas de flexibilización monetaria para abaratar el yen y traer nuevos aires de apertura a la tradicionalmente sellada frontera nipona.