Medidas de seguridad más estrictas impedirían reactivación de centrales atómicas
Japón podría sufrir un nuevo apagón nuclear este verano, el segundo tras la catástrofe en Fukushima, informó Reuters.
¿Los motivos? Los dos únicos reactores operativos, ambos de la planta de Oi, dejarán de funcionar en septiembre para someterse a inspecciones de rutina, mientras que los nuevos estándares de seguridad que prevé fijar la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA), más estrictos que los actuales, impedirían que los reactores paralizados vuelvan a operar.
Además, se están investigando asuntos de índole sísmica en torno a las centrales atómicas, lo que podría retrasar la reactivación de los reactores suspendidos. Por último, esta deberá contar con la aprobación de las comunidades locales.
En suma, son muchos los escollos que tendría que superar Japón para no quedarse sin energía nuclear. En mayo de 2012, Japón prescindió de ella por primera vez desde 1970.
El apagón nuclear obligaría a Japón a incrementar sus importaciones de hidrocarburos para alimentar a sus centrales térmicas, agravando el déficit comercial que en 2012 alcanzó una cifra récord.
Los dos reactores de la central de Oi volvieron a funcionar a mediados del año pasado, ante la protesta de amplios sectores de la población. Pese que al entonces primer ministro Yoshihiko Noda aprobó el reinicio de los reactores, antes de culminar su mandato impulsó una iniciativa que apuntaba a abolir las centrales atómicas para la década de 2030.
Sin embargo, el hoy primer ministro Shinzo Abe ha declarado que la última palabra sobre la energía nuclear no está dicha, pues el gobierno que encabeza se tomará un tiempo para discutir sobre su futuro.
La NRA prevé culminar la elaboración de las nuevas medidas de seguridad en julio. Por lo pronto, el presidente de la entidad creada en septiembre pasado, Shunichi Tanaka, declaró a los medios que “los estándares de seguridad serán los más duros del mundo”.