La leyenda del jugador argentino sigue agrandándose
Víctor Mur / EFE
La leyenda de Leo Messi sigue agrandándose a pasos de gigante y hoy el argentino se ha convertido en el primer futbolista que conquista por cuarta vez consecutiva el trofeo FIFA Balón de Oro, que le distingue como el mejor jugador del mundo.
Johan Cruyff, Michel Platini y Marco Van Basten ganaron el premio en tres ocasiones, un récord que Messi ha pulverizado esta tarde en Zurich, con su tímida sonrisa y su humildad habitual.
Aunque hasta 1995 este galardón sólo se entregaba a jugadores europeos -por lo que estrellas mundiales como Pelé o Maradona jamás pudieron conseguirlo-, nadie puede discutir que Leo Messi se ha ganado en este último lustro la entrada con letras doradas en el Olimpo del fútbol.
Goleador eléctrico, regateador inalcanzable, efectivo lanzador de faltas y de penaltis, jugador asociativo con visión de la mejor jugada y un hambre insaciable, Messi tiene una facilidad extrema para decidir cada uno de los partidos que juega su equipo, tanto contra el colista de la liga como en la final de la Liga de Campeones.
El Barcelona ha desarrollado un juego gravitatorio en torno al argentino, que absorbe cualquier jugada de ataque y finaliza prácticamente todas sus acciones.
Jugadores como el chileno Alexis Sánchez y los españoles Pedro Rodríguez y Cesc Fàbregas se han adaptado a la perfección a este sistema y han hecho crecer aún más al argentino y al Barça, mientras que otros futbolistas han sucumbido a un juego que no permite disidencias, como el camerunés Samuel Eto’o o el sueco Zlatan Ibrahimovic, grandiosos futbolistas diluidos por la influencia del rosarino.
Además, Messi cuenta como socios con dos de los mejores asistentes del planeta, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, que coparon el podio del Balón de Oro en el memorable año 2010 del Barcelona y que han encumbrado con sus jugadas al delantero.
Todo ello ha puesto a Messi en unos registros goleadores estratosféricos. Fue el máximo artillero de la pasada liga española con 50 tantos y se convirtió en el mejor goleador en un año natural, con 91 dianas en 2012.
Unas cifras que asustan en un jugador que ha reducido al máximo sus percances musculares y que sólo tiene la asignatura pendiente de hacer algo grande con su selección, Argentina, en un Mundial.
Su nombre ha estado inequívocamente ligado al del Barcelona, club al que llegó con 13 años y que lo hizo crecer como futbolista y persona.
Debutó en 2004 de la mano de Frank Rijkaard, en un equipo con líderes como Ronaldinho, Deco o Eto’o, y con Pep Guardiola en el banquillo alcanzó la grandeza y la mayoría de sus títulos como azulgrana.
La llegada de Tito Vilanova -que lo había entrenado en cadetes- no ha supuesto ningún contratiempo para Messi, que ha seguido goleando con la misma facilidad y con el mismo peso y rol en el equipo.
Con sólo 25 años, Leo Messi ya ha ganado cuatro veces el Balón de Oro y ha estado en el podio de este trofeo en las últimas seis ediciones. Nadie duda de que es uno de esos jugadores únicos, irrepetibles y que serán recordados para siempre.
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