Ex primer ministro asume manejo de las finanzas japonesas
Católico, atleta olímpico, amante del manga (cómic japonés), ex primer ministro y propenso a la incontinencia verbal, Taro Aso, de 72 años, regresa de la mano del nuevo primer ministro nipón, Shinzo Abe, a la primera línea de la política japonesa.
Bajo la batuta de Abe, Aso se ha convertido en el nuevo ministro de Finanzas de Japón, el pilar básico sobre el que el nuevo Gobierno del Partido Liberal Demócrata (PLD) pretende edificar su mandato.
También ha sido nombrado viceprimer ministro y ministro de Estado encargado de Asuntos Financieros.
En su designación han pesado, según los analistas, su rol como primer ministro durante la crisis financiera de Lehman Brothers de 2008, en la que impulsó políticas económicas audaces para sortear la crisis, o su tendencia a favorecer el gasto público en momentos de dificultades económicas.
Bajo el mandato de Abe se espera que este inusual político, que ha sido también canciller y ha vivido en Brasil o Sierra Leona, logre impulsar las medidas agresivas de estímulo anunciadas por el jefe de Gobierno para promover el crecimiento y combatir la deflación.
Nieto del ex primer ministro Shigeru Yoshida, Aso se graduó en Ciencias Políticas y Económicas en 1963 en la Universidad privada de Gakushuin, para luego pasar a trabajar en la empresa cementera familiar.
De su linaje destacan lazos con la política, el mundo empresarial e incluso la Casa Imperial: su padre fue un conocido empresario cercano al primer ministro Kakuei Tanaka, y su mujer es hija del primer ministro Zenko Suzuki.
Además, su hermana estaba casada con el príncipe Tomohito de Mikasa, primo del emperador Akihito que falleció en junio de este año.
De inclinaciones nacionalistas, Aso ha tenido salidas de tono en momentos importantes, con polémicas críticas hacia los ancianos o los desempleados o controvertidos comentarios sobre la superioridad de la raza y la cultura japonesas.
Natural de Fukuoka, en el suroeste del país, Aso afronta una etapa marcada por el estancamiento de la economía nipona, en recesión técnica o la lenta recuperación del noreste tras el tsunami y el accidente nuclear en Fukushima de 2011. (EFE)