Excéntricos candidatos animan campaña electoral
Andrés Sánchez Braun / EFE
Al margen de los grandes candidatos, los japoneses también tendrán opción de votar en los comicios generales y regionales de este domingo por un excéntrico profesor que asegura tener el récord mundial de patentes, un medallista olímpico o un supuesto mesías.
Yoshiro Nakamatsu, o el Doctor NakaMats como se hace llamar, es un viejo conocido para el electorado de la capital nipona, donde ya se ha presentado como candidato a gobernador en más de una ocasión.
Volverá a comparecer en las elecciones de este fin de semana como aspirante a dirigir la región metropolitana de Tokio, con más de 13 millones de habitantes y un PIB que situaría a la urbe entre los 20 países más ricos del mundo.
Sin embargo, las posibilidades de que este inventor que dice ostentar más de 4.000 patentes, entre las que se cuentan los zapatos saltarines «pyon-pyon» o el sillón de estimulación neuronal «Cerebrex», se imponga en las urnas son del todo remotas.
Y es que el mensaje del creador de las gafas con forma de ojo (para que el que las usa no parezca que las lleva), que aboga por emplear su creatividad para levantar nuevas industrias que generarían infinidad de puestos de trabajo en Tokio, no parece terminar de calar.
En esta ocasión, Nakamatsu ha optado por presentarse como independiente y no como candidato del Partido de la Consecución de la Felicidad (PCF), brazo político de la religión conocida como Ciencia de la Felicidad, tal y como hizo en los comicios para la Cámara Alta de 2010.
Las promesas electorales del PCF son las mismas que ha promulgado siempre Ryuho Okawa (fundador del credo y el partido y que se considera a sí mismo la reencarnación de Hermes, Buda y otras cuatro deidades): felicidad ciudadana y más capacidad militar para que Japón pueda encarar la amenaza de China y Corea del Norte.
De hecho, el PCF presenta como candidato a gobernador a Tokma, un rockero que en sus canciones aboga por modificar la Constitución para potenciar el rol del Ejército y que en septiembre realizó un polémico viaje a las islas Senkaku, cuya soberanía Japón se disputa con Pekín, para reivindicar que son territorio nipón.
Otro que dice ser un mesías reencarnado, Mitsuo Matayoshi (o Dios Único Mitsuo Matayoshi Jesucristo, como se apoda a sí mismo), se presenta a las legislativas del domingo, donde por enésima vez promete ser el ejecutor del juicio final, aunque dentro del marco de legitimidad que establece el sistema político nipón.
Más bienintencionado parece Mac Akasaka, otro clásico de entre los candidatos excéntricos de Japón, que como representante del Partido de la Sonrisa busca convertirse en próximo gobernador de Tokio. Ha prometido que, en caso de resultar elegido, multará a todos aquellos habitantes de la capital que no sonrían.
Al lado de todos ellos, Hiroyasu Shimizu, excampeón olímpico de patinaje de velocidad sobre hielo, aparenta ser un aspirante político de lo más normal.
En las generales, Shimizu se ha dejado convencer para representar en un distrito electoral de Hokkaido al Nuevo Partido de la Tierra, grupo encabezado por el controvertido Muneo Suzuki, un político que pasó un año en la cárcel por un escándalo de sobornos.
Suzuki, que salió en 2011 de prisión, no podrá presentarse en esta ocasión a los comicios ya que la ley nipona impide postularse a alguien que ha sido encarcelado en los últimos cinco años.