Mily Solís de Funato, una de las peruanas más conocidas de la provincia de Kanagawa y co-fundadora de la empresa procesora de alimentos “El Tambo de Oro”, fue homenajeada por la FEMIP, la Federación Mundial de Instituciones Peruanas, que realizó en Tokio su quinta convención entre el 2 y 4 de noviembre.
“Reconocemos en ella el esfuerzo y sacrificio de una mujer inmigrante, una emprendedora, una madre y una buena compañera que durante tantos años viene luchando por su familia y su empresa”, dijo la organización al sustentar la entrega del reconocimiento a doña Mily Funato.
Nacida en Piura, al norte del Perú, Mily llegó a Japón a principios de los años noventa luego de dedicarse en su pais veinte años a la docencia. Fue profesora de Lengua y Literatura en escuelas secundarias de Lima y El Callao.
“De la escuela en Perú pasé a hacer tamales en Japón”, dijo Mily entre sonrisas. Lo cierto es que en 1992, junto a su esposo, el empresario César Funato, fundaron “El Tambo de Oro” que obtuvo un éxito extraordinario al envasar al vacío los tamales peruanos que se distribuyen congelados hacia cualquier parte de Japón.
Con esta misma técnica vendieron el pollo a la brasa, las humitas, los tamalitos verdes y la salchicha de Huacho.
Desde 2005 los Funato también administran el restaurante de comida peruana “Keimi” que está en Yamato, Kanagawa, donde atienden a japoneses, americanos de la base militar de Atsugi y Yokosuka, y peruanos del lugar con platos peruanos como el lomo saltado, el cebiche, sudado de pescado, seco combinado, chanfainita y muchos más.
Muchos comensales llegan hasta allí atraídos por la fama del lomo saltado que prepara su esposo, pero también por el cariño con el que son recibidos por Mily. A los comensales los trata de “hijos” o “hija” y les da la bienvenida como si llegar al restaurante fuera volver a casa.
El gusto y el cariño con que habla de su menú también suena como masaje al espíritu. El tamal es un “tamalito”, el ají es “ajicito”, y si te ve con cara de haber comido mucho nunca olvida invitarte “un tecito de clavo y canela”.
El éxito empresarial de la pareja ha ido acompañado del familiar. Ninguno de los dos oculta el orgullo que tienen por sus hijos, el mayor de los cuales egresó con honores de una las mejores universidades de Japón y ahora es ingeniero en la ferroviaria JR, mientras que el menor destaca como técnico de reforma inmobiliaria.
Mily recibió la distinción de la FEMIP en presencia del embajador del Perú en Japón, Elard Escala, de los cónsules generales del Perú en Tokio y Nagoya, los directores de la federación, y de participantes venidos de Estados Unidos, Canadá y España.
“Esto es como si fuera un homenaje a todas las madres que salimos al extranjero en busca de nuevos horizontes. A pesar de haber dejado familia, trabajo y mucho más, hemos vuelto a construir todo fuera del país”, expresó Mily a International Press.
“Estamos una lucha constante y lo que estamos haciendo no lo hacemos sólo pensando en nosotros. Lo hacemos también por la patria y los peruanos que están detrás de nosotros”, manifestó.
Preguntada sobre el éxito logrado con sus hijos, Mily Funato dio sus consejos: “tratemos de mantener nuestro idioma y nuestras costumbres en ellos. Que los chicos no pierdan su identidad. Como madres, preparémosles su comida con cariño y rodeados de un buen ambiente”. (International Press)