A largo plazo las consecuencias son «difíciles de predecir», afirma agencia Moody’s Japan
La agencia Moody’s Japan indicó que las protestas en China por la disputa territorial con Japón tendrán un impacto «limitado» a corto plazo para las compañías niponas, aunque a largo plazo las consecuencias son «difíciles de predecir».
Hasta ahora, el impacto más serio ha sido una fuerte reducción de las ventas de vehículos nipones y productos de electrónica de consumo de ese país en China, señaló Moody’s, que recordó que numerosas fábricas de Japón en territorio chino cerraron sus puertas algunos días por las protestas.
El sentimiento antinipón en China se avivó el pasado 11 de septiembre, cuando Tokio compró a su propietario privado el territorio de tres islas de un pequeño archipiélago, conocido como Senkaku en Japón y Diaoyu en China.
Durante las manifestaciones en varias ciudades chinas entre el 15 y el 18 de septiembre resultaron dañados algunos comercios y bienes nipones, algo por lo que han sido detenidas 24 personas.
Según Moody’s, sin embargo, la producción perdida por el cierre temporal de las plantas y establecimientos japoneses será «limitada y recuperable».
La agencia añade que de los dos sectores más afectados, el automovilístico y el de electrónica de consumo, el primero está mejor posicionado para resistir un descenso de las ventas a corto plazo en China, puesto que, a excepción de Europa, esta industria ha obtenido sólidos resultados en el resto del mundo.
En este sentido el fabricante nipón más expuesto a China es Nissan Motor, con una cuota de mercado del 7 por ciento (1,24 millones de vehículos) en 2011, por delante de Toyota Motor, que vendió 801.000 unidades en el gigante asiático.
Por el contrario, la electrónica de consumo está «peor posicionada para absorber descensos en las ventas», según Moody’s, que detalla que las tres principales firmas niponas de este sector en China son Panasonic, Sony y Sharp.
A largo plazo, el efecto del sentimiento antinipón en China es difícil de pronosticar, afirma la agencia, que cree que en caso extremo podría tener implicaciones como la pérdida del acceso a un creciente mercado como es China o una menor capacidad de ubicar factorías niponas en ese país. (EFE)
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