Por Jorge Barraza*
Estadìsticamente, Colombia escaló un puestito en la tabla: del sexto al quinto. En juego avanzó varios peldaños. Hace años -muchos- no se le veía una actuación así: triunfal, rotunda, compacta, combinando estética y solidez, pelota al pie, excelente circulación, llevando peligro constante en ofensiva y muy seguro atrás. Y, sobre todo, dando crédito a la manida frase de “jugadores hay”. Esta vez se vio: Falcao, Teo Gutiérrez, James Rodríguez, Macnelly Torres… Jugadores hay.
* Sin peros. Antes siempre estaba el pero… »Defendió bien, pero…», »Jugó lindo, pero…»,»Mucho toque, pero…» Vapulear de área a área al que ha sido el mejor equipo sudamericano en los últimos dos años no es una obra menor. Y no puede pasar inadvertida. La séptima fecha de la Eliminatoria trae una noticia de primera plana: APARECIÓ COLOMBIA. La de Pekerman. El viernes se graduó de candidata al Mundial. Jugando así ya puede ir buscando hotel en Copacabana, va seguro. Porque son las buenas actuaciones las que desparraman ilusión, generan esperanza y ofrecen garantías, no los resultados pelados. Hay gente que se enamora del resultado. Ve una chapa que dice «1 a 0» y queda embobada. Del funcionamiento hay que enamorarse. Si un equipo gusta es porque jugó bien, y si jugó bien promete más días de amor.
* Prefiero jugar bien… Colombia 4 – Uruguay 0 es una respuesta para aquellos que aún piensan que el gran negocio del fútbol es jugar mal, que esa es, supuestamente, la llave del éxito. Son los genios que enarbolan la triste pancarta «PREFIERO JUGAR MAL Y GANAR». Yo prefiero jugar bien, porque me gusta ganar.
* El equipo de José. Este partido es la tarjeta de presentación de José Pekerman en Colombia. Es como decir «este soy yo». Inmejorables credenciales. Pekerman posee una característica idéntica a Guardiola, pero desde mucho antes que Guardiola: ataca con insistencia sin desguarnecerse nunca atrás. Cualidad de pocos, porque el fútbol es una manta corta. Es su máxima virtud como entrenador. No desguarnecerse no significa que nunca le meterán un gol, sino que a pesar de su inclinación a atacar no lo tomarán descuidado. Goles le hacían al Santos, le hacen al Barcelona, los dos mejores de la historia.
* ¿Replay de Messi…? No, no fue una repetición de partidos anteriores. Lionel Messi volvió a iluminar la noche argentina con otra labor deslumbrante, nueva, y exhibiendo la última faceta de su permanente evolución: los goles de tiro libre. Uno fue gol sensacional, otro pegó en el palo. En esta nueva versión 2012 también se encarga de cobrar todas las faltas cerca del área y remata cada vez con mayor precisión. Necesita, eso sí, de la buena voluntad de los árbitros (que casi nunca es buena) para que hagan respetar la distancia a las barreras. Es de lo único que se queja Lionel. Sabe que a 9 metros 15 tiene altas chances de convertir. A siete metros la pelota pega en la barrera, casi siempre.
* Ahora sí Argentina. Que haya accedido al primer puesto Argentina no es más que la consecuencia de una parábola ascendente del equipo. De la mano criteriosa del técnico Sabella (¡pensar que en el país de Bielsa, Bianchi, Pekerman, Bauza, Simeone dirigía Maradona…!). Aunque tuvo que ser Messi quien sugiriera jugar con dos delanteros delante suyo. Sabella prefería poner uno. La continuidad en las convocatorias -casi siempre los mismos- y el orden defensivo son el soporte para que Messi, Higuaín, Di María, Agüero (ausente por lesión ante Paraguay) puedan generar los triunfos en ataque. Está mejor Argentina. No es uuuuuuhhhhhhhh, pero ha crecido.
* Brilla en la tabla. Ecuador reluce más en las posiciones que en el campo. Con 12 puntos comparte el segundo puesto. Pero no es el segundo entre los que mejor juegan. Ni es el segundo en confiabilidad. Le ganó a una Bolivia modestísima, llena de nombres nuevos (Azkargorta cambió considerablemente el plantel con que contaba Quinteros). Y con un penal que se puede discutir un año entero. Antonio Valencia ha tenido hasta el momento una Eliminatoria menos que discreta. Siendo indulgentes, diríamos floja. No puede estacionarse en la raya y, pelota que viene, mandar un centro. Si es el de mayor jerarquía debe comprometerse más en el armado del equipo. Tener la bola, llevarla, triangular, jugar e invitar a jugar, ser el eje, el líder que tire del carro. La contrafigura: Paredes, muy bien tomando la responsabilidad de ir adelante y desequilibrar.
* Preocupado. Lo dijimos tras el Uruguay 4 – Perú 2: ciertos rumores indican que el Maestro Tabárez está más adusto de lo habitual porque la Celeste no genera fútbol. La garra, la mística, el corazón, todo eso es muy bonito, pero también hay que jugar para poder sorprender al adversario. Es lo que le está faltando a Uruguay, lo que padeció en los Juegos Olímpicos y lo que debe revertir urgentemente si no quiere ponerse en problemas. Ante Colombia falló también en defensa y la gente ya empieza a apuntarle a Lugano, algo lentón, pesado. Uruguay era el primer candidato de todos para clasificar. Pero si no llega a ganarle a Ecuador el martes, comenzará el nerviosismo. Los de atrás empujan. Y no están tan lejos.
* Avance y retroceso. El Perú 2 – Venezuela 1 dejó apenas unas migas para el análisis. Perú necesitaba una victoria como el caminante la esperanza. Se le dio, trabajosamente; mostró un cierto orden y ahora empieza de nuevo. Venezuela retrocedió. No jugó a nada. Ni la sombra del equipo que venció incuestionablemente a Argentina en la segunda fecha. Perdió al siempre inclaudicable Cichero, cedió el quinto lugar, debe ir a jugar a Paraguay (totalmente desesperado por tres puntos) y en la última jornada de la primera rueda queda libre. Huuuuummmmmm…
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.