Solo el 27 por ciento de japoneses aprueba su gestión
Maribel Izcue / EFE
El Gobierno del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, cumplió el domingo un año en el poder con su popularidad en declive por una polémica reforma fiscal y su futuro político en el aire ante la presión para que convoque elecciones anticipadas.
Hace un año Noda y sus ministros asumían el Gobierno de un Japón aún en lucha por estabilizar la central nuclear de Fukushima, con una economía debilitada y el reto de elaborar presupuestos adicionales para reconstruir las zonas arrasadas por el tsunami de marzo.
El predecesor de Noda, Naoto Kan, dimitió precisamente por las críticas a su gestión de aquella catástrofe, lo que supuso que Japón cambiase de primer ministro por sexta vez en tan solo cinco años.
Noda contaba entonces con el apoyo de cerca del 60 por ciento de la población, mientras que ahora no llega al 27, según datos publicados por la agencia Kyodo, que considera que este porcentaje pone en «zona de peligro» la supervivencia del Gobierno.
Una de las principales causas de esta caída de popularidad ha sido una amplia reforma fiscal, aprobada el 10 de agosto y que incluye la primera subida del impuesto sobre el consumo (equivalente al IVA) en Japón en los últimos 15 años.
Los nipones verán subir esta tasa del 5 al 8 por ciento para 2014 y hasta el 10 por ciento para 2015 a fin de cubrir los costes cada vez más elevados de la seguridad social de su país, uno de los más envejecidos del mundo.
Aunque el IVA japonés es bajo en relación al de otros países desarrollados y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) veían necesaria la subida, para sus detractores ésta se traducirá en un frenazo del consumo perjudicial para la tercera economía mundial.
Noda, férreo defensor de la disciplina fiscal, consiguió finalmente el apoyo del Parlamento a su controvertida reforma, pero a cambio la oposición le arrancó la vaga promesa de adelantar «a algún momento cercano» las elecciones generales.
Los comicios están previstos en principio para verano de 2013, aunque en la situación actual podrían adelantarse a antes de fin de año, según los analistas.
Ahora la próxima fecha clave para el jefe del Ejecutivo es el 21 de septiembre, cuando habrá elecciones internas para la jefatura del gobernante Partido Demócrata (PD), a las que concurrirá Noda para renovar el puesto.
En caso de que fuera derrotado -cosa que parece poco probable ante la falta de otro candidato con el apoyo suficiente-, el Gobierno japonés se vería obligado a un nuevo cambio de primer ministro.
La reforma fiscal ha sido el gran caballo de batalla de Yoshihiko Noda, pero también ha tenido que afrontar en estos doce meses críticas en terrenos como el de la energía nuclear al calor de la paralización de la mayoría de los reactores atómicos de Japón.
El accidente en los reactores de Fukushima, que se encuentran en «parada fría» desde diciembre, puso en tela de juicio la seguridad de las otras 50 unidades atómicas de Japón, que fueron detenidas gradualmente para ser sometidas a exhaustivas revisiones.
Para mayo estaban todas paradas y desde entonces solo dos se han vuelto a poner en marcha (las de la central de Oi, en el centro del país), lo que ha obligado a aumentar el ritmo de las centrales térmicas y ha disparado las importaciones de hidrocarburos.
En este escenario, Noda afronta la presión de la poderosa industria nipona para reactivar más plantas atómicas cuanto antes, por un lado, y el insistente llamamiento de los grupos antinucleares para cerrarlas definitivamente por otro.
Pese a estos frentes aún abiertos, el Gobierno de Noda es, junto con el de su predecesor Naoto Kan, el único que ha conseguido estar al menos un año en el poder en Japón desde 2006.