La industria automotriz es el sector que más contribuye al crecimiento de la economía
Japón se está recuperando a paso lento del triple desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011. Sin embargo, la economía del país está amenazada por dos factores que podrían ralentizar el consumo y, por ende, erosionar su recuperación, reveló el diario Nikkei.
El primero, la finalización de los subsidios gubernamentales a la adquisición de vehículos ecológicos; el segundo, la posibilidad de que se produzca una crisis energética en el verano.
Los incentivos estales impulsaron en 53 por ciento interanual las ventas de automóviles en la primera mitad del año. Hasta el 4 de julio, más de dos millones de solicitudes se habían presentado para acogerse al programa, lo que representa entre el 70 y el 80 por ciento de las ventas totales de autos.
El aporte de la industria automotriz al fortalecimiento del consumo en Japón es decisivo. Fue el sector productivo que más contribuyó al crecimiento de 4,7 por ciento de la economía japonesa en el primer trimestre del año. Además, sus efectos benéficos se extienden a una amplia gama de campos, desde la industria de piezas hasta el mercado laboral.
Por ejemplo, la relación puestos de trabajo-solicitantes de empleo en la prefectura de Aichi, donde Toyota tiene su sede central, se elevó a 1,2 en mayo de 0,8 registrado en el mismo mes del año pasado.
La demanda nacional de vehículos generará una producción en industrias relacionadas con la automotriz por un valor de casi 4,6 billones de yenes y creará más de 160.000 puestos de trabajo en Japón, estima el Ministerio de Economía, Comercio e Industria.
No obstante, el auge de las ventas, espoleado por el programa de subsidios, probablemente se desplomará cuando este culmine, a finales de julio o principios de agosto. El fondo de 300.000 millones de yenes para financiar los estímulos estatales ya se está agotando.
La industria automotriz prevé una situación similar a la ocurrida en 2010, cuando tras la culminación de los subsidios las ventas cayeron notoriamente.
Para atenuar los efectos adversos que se avecinan, algunos fabricantes están preparando el lanzamiento de nuevos modelos en un número mayor de lo usual. Por ejemplo, Nissan tiene previsto estrenar cinco nuevos modelos para fines de año.
La posible escasez de suministro eléctrico durante el verano, que podría lastrar las actividades económicas, es otro factor de preocupación en Japón.
Pese a que el 1 de julio el reactor número 3 de la central atómica de Oi reinició sus operaciones, diluyendo la amenaza de una crisis energética, aún subsiste el temor de que el abastecimiento eléctrico no alcance para cubrir la demanda, lo que podría provocar apagones en la región de Kansai, donde opera la planta de Oi.
Por ello, las empresas que operan en Kansai ya han tomando medidas para enfrentar una eventual escasez de energía.
Por ejemplo, Sanyo Special Steel, un fabricante de productos de acero, ha adelantado su producción de piezas para automóviles con el objetivo de poder cumplir con los pedidos de sus clientes.
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