El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, nombró a cinco nuevos ministros de su Gabinete, entre ellos, a Katsuya Okada, un peso pesado que se encargará de encauzar la ansiada reforma fiscal que persigue el jefe de Gobierno nipón.
Okada, designado nuevo viceprimer ministro y ministro al frente de la cartera de Reforma Administrativa, se convierte así en la mano derecha de Noda y en el hombre que deberá sacar adelante la reforma de la seguridad social y la polémica subida del IVA que el primer ministro ha querido implementar desde que llegó al poder.
La ley que pretende aprobar Noda, un fiel defensor de la disciplina fiscal, prevé aumentar inicialmente en 2014 el impuesto sobre el consumo, actualmente en el 5 por ciento, hasta el 8 por ciento y un año más tarde hasta el 10 por ciento.
Esta subida impositiva y la prometida reforma del sistema de seguridad social pretende cubrir los costes derivados de una de las sociedades más envejecidas del mundo y con mayor esperanza de vida, y evitar que el país aumente aún más su abultada deuda pública, la mayor del mundo industrializado.
A su vez, Noda quiere revisar el gasto administrativo, con medidas como la reducción del número de escaños en la Dieta (Parlamento) o de los salarios de los funcionarios públicos.
Noda confirmó que con la reestructuración de su Gabinete ha escogido a las personas idóneas para afrontar los dos grandes retos que asumió con su llegada al poder: enderezar la compleja situación económica del país y la reconstrucción de las zonas devastas por el terremoto de marzo y la crisis nuclear de Fukushima.
La destacada trayectoria política de Okada, que en su momento presidió el hoy gobernante Partido Democrático (PD), ha llevado a Noda a delegar en él la difícil tarea de negociar estas medidas con la oposición, que controla desde 2010 la Cámara Alta y es contraria a las reformas.
Con el nombramiento de Okada y los otros cuatro ministros, Noda busca dotar a su Gobierno de un rostro más amable ante el principal grupo opositor, el Partido Liberal Demócrata (PLD).
Con el lavado de cara de su Gabinete, Noda también pretende reforzar a su Gobierno, cada vez más hundido en las encuestas, de cara al electorado.
El último sondeo de la agencia local Kyodo, publicado el pasado fin de semana, indicaba que el apoyo de los nipones hacia el actual Ejecutivo es inferior al 40 por ciento, y que tres cuartas partes de los encuestados consideran que los detalles ofrecidos por el primer ministro con respecto a su plan de subir el IVA son insuficientes.
«Es difícil solicitar al pueblo japonés que soporte esta carga, pero tenemos que pedir lo que requiere la situación actual, porque es muy importante que Japón ataje este problema», afirmó.
Las tres subidas del impuesto sobre el consumo implementadas por Japón en las últimas dos décadas fueron sistemáticamente castigadas en la urnas.
Consciente de la impopularidad de la medida, Noda ha considerado que Okada es el mejor interlocutor posible para presentar su controvertida reforma fiscal, que no solo desata las airadas quejas de la oposición y deja confusos a los japoneses, sino que provoca duras desavenencias en el seno del PD.
De hecho, el proyecto de ley, que el Gobierno prevé presentar en marzo, fue consensuado tras días de disputas internas dentro del partido y supuso la dimisión de diez legisladores.
El jefe de Gobierno, que ha convertido la reforma fiscal en su principal caballo de batalla, calificó este paquete de medidas como «la culminación» de su carrera política.
Noda incluso llegó a insinuar que de no lograr la aprobación de su partido, convocaría elecciones anticipadas, lo que tornaría los comicios en una suerte de referéndum sobre su plan, exactamente lo que hizo el ex primer ministro Junichiro Koizumi en 2005 para llevar a cabo su polémica privatización de la caja postal nipona. (Andrés Sánchez Braun / EFE)
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