Escritor peruano, cuya último novela está ambientada en Japón, afirma que su libro hereda parte de la tradición de Yasunari Kawabata y Haruki Murakami
El escritor peruano Santiago Roncagliolo afirmó hoy en México que pasar unos días en Tokio, escenario que sirvió de marco para su última novela, «es lo más parecido a estar en Saturno» que le puede ocurrir a una persona de una cultura distinta a la japonesa.
En una entrevista con Efe en México, donde estos días presenta la obra «Tan cerca de la vida», Roncagliolo admitió que su libro surgió de un viaje circunstancial cuyas vivencias se adueñaron de su ficción y dieron lugar a la novela «más abierta» y al mismo tiempo «más oscura» de las que ha escrito.
Disfrazada como una aventura amorosa entre Mai y Max, una japonesa y un extranjero que coinciden en un hotel, la narración surgió de las sensaciones vividas en un viaje con fines periodísticos del escritor a Japón.
Entonces sintió de cerca la soledad y la incomunicación en una de las ciudades más automatizadas del mundo.
«Tokio es lo más parecido a estar en Saturno que te puede ocurrir, y así es como se siente el protagonista (…) Es una novela muy rara porque normalmente mis historias tienen una muy clara (trama). Parto de ella y busco. Pero esta salió de sensaciones» y «lugares» recorridos, señala.
En sus libros anteriores los personajes «están bastante solos» y «no saben decir lo que les pasa» ni «hablar de lo que sienten», algo que sucede de nuevo en este relato.
En él hay una mezcolanza de encuentros sexuales, paseos por varios de los barrios emblemáticos de la urbe, ansiedades y la desazón de un protagonista con un pasado triste, que procede de una realidad muy lejana a la de las sociedades orientales.
De nuevo hay una historia de amor «porque el amor es lo que ocurre cuando te puedes comunicar con alguien», cuando «crees que sabes lo que está pasando dentro de la otra persona», explica Roncagliolo.
A todo ello se suman robots y el ambiente de trabajo de una gran empresa de inteligencia artificial que se encuentra en Tokio para participar en la convención internacional sobre ese tema.
La multinacional, que «no es nadie, no tiene cara, no es un rostro», representa, según Roncagliolo, esa especie de «gran poder» que determina nuestras vidas en tantas ocasiones y ante el que parece que poco se puede hacer.
«Creo que así vivimos la mayoría de las personas, dedicados a complacer y a satisfacer a alguien que no existe. Es muy curioso lo que significa una corporación», apunta con ánimo crítico.
Roncagliolo siente que en el fondo su libro hereda parte de la tradición de escritores japoneses como Yasunari Kawabata, Junichiro Tanizaki y, en el presente, de Haruki Murakami, capaces de construir personajes «muy potentes, pero muy discretos, sin grandes despliegues, muy austeros».
«Logran crear una atmósfera de que algo terrible está ocurriendo detrás de lo que tú estás leyendo y tú estás siempre pensando qué es esta cosa terrible», apunta el autor, afincado en Barcelona desde 2000.
También ha marcado la novela el vértigo en que vivimos las sociedades capitalistas contemporáneas, un orden que por momentos parece que se resquebraja.
«Son momentos muy extraños. También creo que esa extrañeza es la que vive Max (el protagonista de la novela), que el mundo es una cosa en la que todo cambia de sentido muy rápidamente», asegura.
En ese sentido, para el escritor peruano hay un contraste grande entre los autores latinoamericanos de su generación y figuras emblemáticas como Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez, que les precedieron.
Mientras los últimos han defendido «una verdad totalmente coherente» durante décadas, los jóvenes como él tienen «la sensación de vivir en un mundo donde ninguna verdad dura más de veinte minutos». (Alberto Cabezas / EFE)
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