Isabel Coixet, directora de “Mapa de los sonidos de Tokio”, afirma que españoles y japoneses comparten valores como la nostalgia, la melancolía, la reserva o la timidez
Un grupo formado por seis autores españoles, entre ellos Isabel Coixet, Fernando Sánchez Dragó o Carmen Alborch, destacaron en el Instituto Cervantes de Tokio la importancia de la literatura como nexo de unión entre culturas.
El grupo, que incluyó también a Julio Llamazares, Alfredo Gómez Cerdá y Santiago Pajares, se encuentra en Tokio de la mano del Ministerio español de Cultura para participar en la Feria Internacional del Libro que se celebra estos días en la capital nipona con España como país invitado.
Durante una mesa redonda en Tokio en una sala abarrotada, la cineasta y escritora Isabel Coixet recalcó los lazos entre españoles y japoneses, que consideró comparten valores como la nostalgia, la melancolía, la reserva o la timidez.
La catalana defendió además el valor del guión como parte de la literatura y destacó la «maravillosa aventura» que supuso rodar en 2009 en la capital nipona su película «Mapa de los sonidos de Tokio».
El escritor y periodista leonés Julio Llamazares, autor de obras como «La lluvia amarilla», consideró que las barreras culturales se rompen por la propia esencia de la literatura, que a su juicio hace «que las palabras signifiquen más de lo que son para conseguir emociones».
El vínculo con el mundo femenino lo resaltó Carmen Alborch, que aseguró que, aunque le cuesta «muchísimo escribir», lo hace como pretexto para «reflexionar».
La ex ministra española de Cultura, cuyo libro «Solas» está traducido al japonés, consideró que éste aporta «temas universales como la soledad» o la necesidad de autonomía de las mujeres.
Alfredo Gómez Cerdá, premio «Cervantes Chico» y cuyo libro «Barro de Medellín» también se ha publicado en Japón, reivindicó que la literatura infantil puede ayudar a «ampliar los horizontes, independientemente del origen» del lector.
También intervino en la mesa redonda Fernando Sánchez Dragó, quien repasó su vinculo Japón, país al que llegó en 1967 para trabajar en una radio pública, y reconoció estar «muy influenciado» por su literatura, hasta el punto de que se definió como «un escritor japonés».
El acto lo cerró el joven novelista madrileño Santiago Pajares, cuya ópera prima, «El paso de la hélice», también ha sido publicado en Japón después de que el rector de la Universidad de Kobe, Eiichi Kimura, se «enamorase» de su libro y decidiera traducirlo. (EFE)
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