La revista Newsweek Japan revela una situación que la mayoría de medios ignora
Los medios japoneses no hablan mucho de la creciente tensión que afecta a los miles de damnificados por el desastre del 11 de marzo. La revista Newsweek Japan hace hincapié en que se escuchan frecuentemente frases como “La gente de Tohoku es fuerte», «Todos somos uno», «Nunca caminarás solo» y «Una nación, un solo corazón», pero se pregunta, ¿qué pasa realmente con los sobrevivientes a la tragedia?
Un periodista de la mencionada revista visitó un refugio, donde una desconfiada mujer mayor le dijo: «Tengo miedo de los extraños. Hay muchos ladrones. Alguien se robó mi comida y también otras cosas, como mi caja de tissue».
En una situación normal, no muchos se preocuparían por el robo de su caja de tissue. Pero esta no es una situación normal. Aunque para muchos la mujer reaccionó desproporcionadamente, el hecho es que ella es una de los cientos de personas que viven casi hacinados en refugios junto a extraños. No hay armarios ni casilleros. Todas las pertenencias personales están expuestas a todo el mundo.
La estancia prolongada en los refugios, la incertidumbre ante el futuro y la impaciencia creciente están alimentando la desconfianza hacia vecinos y extraños.
La falta de privacidad en los centros de evacuación a veces se convierte en fuente de problemas entre los damnificados.
La privacidad es un tema importante especialmente para las mujeres. En los refugios de Miyagi recién se han establecido vestuarios para ellas. Hasta entonces tenían que cambiarse en baños junto con muchos otros evacuados. Debido a esto, muchas mujeres se abstenían incluso de cambiarse de ropa interior.
Para cubrir necesidades sanitarias, se distribuyen servilletas todos los meses, pero cuando se necesitan más de las que se reparten, las mujeres son demasiado tímidas para pedirlas frente a extraños.
Newsweek también reporta que muchas veces el apoyo de celebridades no es tan auténtico como parece. La revista menciona el caso de una popular actriz (cuyo nombre no revela) que se involucró en varios actos benéficos y visitó refugios con una amplia cobertura mediática.
Un evacuado contó cómo fueron las cosas realmente: «Ella solo nos sonreía cuando tenía la cámara enfrente». Además, se supo que un niño al que ella daba ánimo en televisión no era del refugio al que se había anunciado que pertenecía.
Lo mismo vale para los medios de comunicación. En muchos centros de evacuación, los desplazados han desarrollado una «alergia» a los medios provocada por la presencia constante de periodistas y su actitud agresiva (por ejemplo, tomar fotos y grabar a los damnificados mientras duermen sin su consentimiento o perturbar el descanso de alguien para sacarle una entrevista).
«Todos somos uno», suena atractivo, afirma Newsweek. Sin embargo, mejor es recordar que todos somos personas primero: cada uno con sus propias necesidades, miedos y cosas que decir, concluye la revista.
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