Miles de japoneses llenaron los templos de Tokio el primer día hábil de 2011, el Año del Conejo, para rezar por una mejor suerte en los negocios, el trabajo y el repunte de la economía.
Hasta el mediodía de ayer 4 de enero, unas 70.000 personas habían visitado el santuario Tokio Kanda Myoujin, dedicada a varios dioses entre ellos al de la buena fortuna en los negocios y el trabajo.
«En estos días todo lo que oímos son noticias tristes a nuestro alrededor, por lo que he pedido para que este año tengamos algunas noticias brillantes y alegres para tener un cambio», dijo Yoshiko Saeki, de 46 años de edad.
La economía japonesa se está recuperando a un ritmo lento de una profunda recesión. A pesar de que un informe del gobierno mostró el mes pasado un crecimiento del 1,1 por ciento desde el trimestre anterior de julio-septiembre, superando las estimaciones, el sentimiento sigue siendo sombrío.
Los analistas encuestados por Reuters esperan que la economía se contraiga un 0,1 por ciento en el trimestre siguiente ya que las exportaciones se desplomaron y porque acabaron los incentivos del gobierno para la compra de coches de bajas emisiones.
«Yo deseo que la recuperación económica vaya de abajo hacia arriba y afecte positivamente en el negocio en que trabajo», dijo Shinya Watanabe, un empresario de 24 años de edad que está en su trabajo actual desde hace sólo dos años.
Watanabe es uno de los afortunados. Si bien la tasa general de desempleo de Japón fue del 5,1 por ciento en noviembre, sin cambios respecto al mes anterior, uno de cada 12 japoneses entre 15 a 24 años estaba desempleado en el mismo mes, según el Ministerio de Interior.
«Deseo que este año, nuestra economía y la sociedad puede finalmente dar esperanza a los jóvenes», reclamó. (Reuters)
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