Los japoneses degustan este fideo largo la noche del 31 de diciembre porque simboliza una larga vida y buena fortuna.
International Press
Debe costarles entender a muchos extranjeros que adoran la etiqueta en la mesa aquella manera tan sonora de comer los fideos que tienen los japoneses. Pero aquí en Japón existe la creencia de que si los fideos se consumen sin hacer ruido se está comiendo sin gusto.
La costumbre llamada «toshikoshi soba«, que significa «fideo para pasar el año», se extendió a mediados de la era Edo, en el siglo XVIII. Los comerciantes de aquella época solían comer soba los fines de mes y así se llegó a la costumbre del fin de año.
Uno de sus significados es «vivir una larga y fina vida, como un fideo». También simboliza la buena suerte. En la región de Kansai, por su arraigo, el udon (otro tipo de fideo japonés) suplanta al soba, con iguales deseos y creencias.
El fideo japonés se corta con facilidad, por lo cual existe el sentido de poner coto al sufrimiento y, sobre todo, a las deudas del año. El espíritu de una vida fuerte, libre de desventuras y capaz de levantarse de los golpes o vicisitudes, nace del hecho real de que el alforfón se levanta al recibir los rayos del sol, incluso si antes ha soportado una lluvia torrencial o un viento borrascoso.
Los antiguos orfebres japoneses utilizaban la harina de alforfón para hacer el «papel de oro». En tal sentido, la gente creía que el soba tenía el poder de atraer el dinero.
Hay gente que come el toshikoshi soba en la cena de las 20.00 horas, aunque otros lo dejan para más tarde, a las 22.00 o 23.00, pero, eso sí, tiene que ser antes de la medianoche. Comer el fideo después de la Noche Vieja trae mala suerte, según una tradición antigua.
ANTES DEL AÑO NUEVO
A finales de diciembre, los japoneses inician los preparativos ineludibles para recibir el nuevo año. No faltan en las casas el kagami mochi (dos tortas de arroz superpuestas con una mandarina encima), el shimenawa (cuerda sagrada que se coloca en la entrada de la casa de donde los demonios han sido desalojados), el kadomatsu (rama de pino que se coloca en la entrada de la casa para ofrendar y recibir a los dioses), entre otros adornos.
Tampoco se olvidan de preparar el osechi ryori, diversos platos fríos que duran varios días y permiten a las amas de casa descansar con la familia sin tener que cocinar. Entre estas comidas está el kuromame (frijol negro) que se come para tener buena salud y el kobumaki (rollo de alga) que nos incentiva a vivir con alegría. Se trata de una tradición que ya tiene dos siglos de existencia.
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