La administración de Donald Trump ha dado un giro estratégico al aprobar un paquete de armamento de 11.100 millones de dólares destinado a proteger las costas de Taiwán . Este histórico acuerdo se centra en sistemas de defensa que han demostrado su eficacia en campos de batalla recientes, como los puestos de mando y tanques rusos destruidos en Ucrania. A diferencia de años anteriores, Washington prioriza ahora equipos diseñados específicamente para frustrar una posible invasión anfibia china en lugar de grandes buques o cazas convencionales.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos notificó la aprobación de ocho acuerdos de venta que incluyen una cantidad masiva de artillería de precisión. Destacan 82 sistemas de cohetes de alta movilidad HIMARS y 420 misiles tácticos ATACMS, valorados en más de 4.000 millones de dólares. Además, el paquete contempla el suministro de obuses autopropulsados, más de mil misiles Javelin y 1.545 misiles TOW, piezas clave para el combate terrestre y antitanque.
MÁS DRONES PARA TAIWÁN
Una de las inclusiones más innovadoras es el sistema de municiones merodeadoras ALTIUS-700M de Anduril, conocidos como drones kamikaze, por un valor de 1.100 millones de dólares. Analistas militares señalan que estos vehículos no tripulados serán fundamentales para impedir que las fuerzas de Pekín logren establecerse o maniobrar en territorio taiwanés. Este armamento coloca a las fuerzas de desembarco chinas bajo un riesgo constante desde el momento en que intenten aproximarse a la isla.
Expertos en seguridad consideran que este paquete es una respuesta directa a la creciente amenaza de China y al pragmatismo derivado de las lecciones aprendidas en Ucrania. El objetivo es dificultar al máximo la ejecución y el mantenimiento de cualquier asentamiento militar enemigo en las playas de Taiwán. El acuerdo responde también a la exigencia de Donald Trump para que sus aliados inviertan más recursos en garantizar su propia seguridad nacional.
Esta venta representa la notificación de asistencia de seguridad más grande realizada en un solo bloque para Taiwán hasta la fecha. Aunque Taipei buscaba anteriormente abordar bloqueos o «zonas grises», el enfoque actual está centrado exclusivamente en prevenir un ataque estilo Día D. Con este arsenal, Taiwán busca una defensa pragmática capaz de destruir naves de desembarco y anular cualquier cabeza de puente que las fuerzas invasoras logren establecer.
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