La cúpula política de Japón ha estallado en una exigencia unánime: la destitución fulminante del funcionario de la Oficina de la Primera Ministra que defendió la posesión de armamento nuclear. Noda Yoshihiko, líder del Partido Constitucional Democrático (Rikken Minshuto), fue tajante al afirmar que es inaceptable que alguien con esa mentalidad permanezca cerca de la primera ministra Sanae Takaichi, por lo que su renuncia debe ser inmediata.
El escándalo se originó cuando este asesor, encargado de la seguridad nacional, afirmó en una charla confidencial con periodistas: «Creo que deberíamos poseer armas nucleares». Aunque el funcionario intentó escudarse en que era una opinión personal, el comentario dinamitó la postura oficial de Japón. La gravedad es tal que incluso Gen Nakatani, exministro de Defensa y figura de peso en el gobernante Partido Liberal Democrático, se unió al reclamo de responsabilidades.
Nakatani fue especialmente duro al señalar que, en temas de esta magnitud, no existe la confidencialidad absoluta y que las palabras de un funcionario tienen un peso institucional insoslayable. El exministro advirtió que no se puede actuar con ligereza y que, para evitar que el gobierno sea visto como un «gabinete de amigos», se debe elegir a personas con mayor rigor y seriedad. Según Nakatani, tras hacerse público el comentario, es obligatorio tomar medidas disciplinarias inmediatas.
Otros líderes, como Tetsuo Saito del partido Komeito, calificaron la declaración como un acto que merece el despido inmediato por su extrema gravedad. Por su parte, Tomoko Tamura, del Partido Comunista, exigió la salida del asesor y el respeto estricto a los Tres Principios No Nucleares del país. Mientras la presión aumenta, el gobierno intenta calmar las aguas reiterando su política pacifista, aunque aún evita confirmar el cese del polémico asesor. (RI/AG/IP/)
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