A finales de diciembre, mientras luces y celebraciones llenan las calles, otra tradición sigue viva en Japón: visitar las tumbas familiares. Sin embargo, no todos pueden cumplir con este ritual. La dispersión urbana, el envejecimiento de la población y la vida acelerada han impulsado un servicio curioso que cada vez gana más popularidad: el “墓参り代行 hakamairi daiko”, o visitas a tumbas por encargo.
El concepto es sencillo: un profesional visita y cuida la tumba de quien no puede hacerlo por sí mismo. Esto incluye limpiar la lápida, quitar malas hierbas, colocar flores y, a veces, encender incienso. Además, se toman fotos del antes y después, que se envían al cliente como comprobante del trabajo realizado.
Según Jiji Press, la mayoría de los usuarios son personas de 50 años o más, representando alrededor del 80% de quienes utilizan estos servicios. Esto indica que la demanda se concentra especialmente en generaciones con limitaciones físicas o logísticas.
El crecimiento de este tipo de servicios también se refleja en la plataforma japonesa MeetsMore, que conecta a clientes con profesionales para todo tipo de trabajos, desde tareas domésticas hasta servicios especializados, incluyendo la limpieza de lápidas y el mantenimiento de tumbas.
Según MeetsMore, el número de solicitudes para limpieza profesional de tumbas se ha multiplicado por cinco en los últimos tres años, y en el último año analizado creció un 46,5% respecto al anterior.
Lo que comenzó como un servicio curioso se ha convertido en una necesidad real para muchas familias. Refleja no solo la manera en que se mantiene el respeto a los ancestros, sino también cómo la sociedad japonesa enfrenta el envejecimiento, la dispersión familiar y la evolución de los rituales de despedida. Incluso en un mundo que cambia rápidamente, las tradiciones encuentran formas de adaptarse y seguir vivas. (Nancy Matsuda)
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