
El legendario Nagashima Shigeo, conocido cariñosamente como «Misutā Puro Yakyū», fue honrado con una emotiva ceremonia de despedida celebrada hoy en el Tokyo Dome. Nagashima, quien falleció en junio a la edad de 89 años, fue una figura central en la cultura deportiva japonesa.
La sesión matutina, dedicada a personas cercanas y dignatarios, reunió a gigantes del deporte nipón. Entre los asistentes se encontraba Sadaharu Oh (85), su antiguo compañero de equipo y parte del icónico dúo «ON», y Matsui Hideki (51), a quien Nagashima dirigió y formó en los Yomiuri Giants. También acudieron excompañeros de la época en que los Giants lograron nueve campeonatos consecutivos.
CITAS DE ADMIRACIÓN Y ETERNIDAD
Las palabras de sus colegas reflejaron la inmensidad de su legado. Sadaharu Oh, su eterno socio deportivo con quien departió 16 años, declaró con profunda emoción: «Fue verdaderamente una presencia especial. Nagashima Shigeo es eterno.»
Matsui Hideki, elogiando a su mentor, expresó su gratitud: «Gracias por la felicidad de poder decir con orgullo que mi maestro es Nagashima Shigeo.»
El homenaje también incluyó mensajes en video de altos cargos y estrellas internacionales, como la primera Ministra Sanae Takaichi, el jugador de los Dodgers de la MLB Sohei Otani, y la leyenda de los Marineros, Ichiro.

UN ALTAR DE 50 METROS Y RELIQUIAS
En el centro del Tokyo Dome se erigió un imponente altar de aproximadamente 50 metros de ancho, frente a pantallas gigantes. La sala exhibió artículos personales cargados de historia, como el bate con el que Nagashima conectó un home run en el histórico partido ante la presencia del Emperador de 1959, así como uniformes de su carrera activa.
Nagashima, egresado de la Universidad de Rikkyo, se unió a los Yomiuri Giants en 1958. Su brillantez y su carisma inigualable impulsaron al béisbol profesional a convertirse en un deporte de popularidad nacional durante el período de alto crecimiento económico de Japón. Su contribución a la nación fue reconocida en 2013, cuando se le otorgó el Premio de Honor del Pueblo (Kokumin Eiyo Sho).
La jornada se extendió por la tarde con una sesión abierta a la que pudo asistir el público general. Aunque a los seguidores se les prohibió depositar flores, se les proporcionaron tarjetas para escribir mensajes que fueron ofrendados en el altar, conectando a la leyenda con las generaciones de aficionados que ayudó a crear. (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.











