La comida hecha en impresora 3D: Nutrición y cero desperdicios

Un estofado de chancho hecho en una impresora 3D por Musashi Engineering.

La impresora 3D de alimentos (3D Fudo Purinta) es una tecnología disruptiva que utiliza la impresión tridimensional para construir comidas capa por capa. A diferencia de las impresoras convencionales, que usan plástico o metal, esta tecnología se basa en insumos comestibles que han sido procesados previamente en forma de pasta, masa o polvo fino (como el de zanahoria, chocolate, arroz o carne). Este avance es crucial para abordar el desperdicio alimentario y la necesidad de dietas personalizadas.

El corazón técnico de esta innovación es la Tecnología de Dispensación (Dispense Technology). Para que un alimento se mantenga estable y adquiera una forma tridimensional de alta calidad, dos procesos deben estar perfectamente sincronizados: el control de la velocidad y cantidad de material que sale de la boquilla y la coordinación del desplazamiento del cabezal o de la plataforma con una precisión milimétrica.


La calidad del producto final depende de que ambos factores. Un ejemplo sencillo es el del helado suave: incluso si la máquina extruye a un ritmo constante, si la base del cono se mueve inestable, el helado se deformará.

 

Topology, un sistema de impresión 3D de alimentos dedicado a los dulces. Lanzada en 2021

COMBATIR EL DESPERDICIO VALORIZANDO LOS RESIDUOS


Japón asiste al auge de la impresión 3D de alimentos como respuesta directa a las deficiencias del sistema alimentario actual, caracterizado por el desperdicio masivo (fūdo rosu). El modelo tradicional descarta una enorme cantidad de productos por ser «no aptos» como verduras con formas irregulares o cortes desechados.

La tecnología de impresión 3D permite que estos subproductos, recortes o partes con textura dura (como las cáscaras de algunos tubérculos) puedan ser procesados en pasta o polvo, haciéndolos 100% utilizables. Esto no solo reduce los costos de procesamiento y el desperdicio, sino que crea un nuevo flujo de ingresos para lo que antes era basura.

 


Impresora 3D de alimentos de de la marca japonesa Mu-Slicer (Musashi Engineering)

CASO PIONERO: UTILIZACIÓN DE CÁSCARAS DE CAMOTE

Un ejemplo concreto de este potencial se demostró en una investigación con el Centro General de Ciencia y Tecnología Industrial de Aichi. El estudio buscó dar valor a las cáscaras del camote, que suelen desecharse por su dureza y sabor amargo.


Se secó la cáscara en un microondas, se trituró hasta convertirla en polvo fino y luego se añadió a la mezcla de impresión. El resultado fue un producto impreso 3D con una textura suave y sin diferencias perceptibles respecto a usar solo la pulpa del camote, logrando así un aprovechamiento integral del insumo.

Para materiales inherentemente líquidos, como una mezcla de zanahoria en polvo con mucha agua, se utilizan aditivos que aportan la viscosidad necesaria para que el material mantenga su forma al ser extruido, sin que se derrame.

 

Carne hecha en impresora 3D y expuesta en la Expo Osaka Kansai 2025

DE LA GERIATRÍA A LA ECOLOGÍA

La demanda de esta tecnología se dispara en dos áreas clave que responden a retos sociales y globales:

1. Comida asistida (Kaigoshoku) para personas mayores:  En Japón, un país envejecido, cerca del 30% de la población tiene más de 65 años, y el 60% de ellos sufre riesgo de desnutrición. La impresión 3D permite crear comidas con texturas suaves y fáciles de tragar que previenen el riesgo de ahogo, al tiempo que garantizan la ingesta de nutrientes esenciales. Más allá de la función, la tecnología permite crear formas visualmente atractivas (como mousses o esferas decorativas), estimulando el apetito y el disfrute.

2. Crisis proteica y carne alternativa: El crecimiento de la población mundial plantea una inminente «Crisis Proteica» (Purotein Kuraishisu). La producción de carne alternativa (Daitai Niku) impresa en 3D utiliza significativamente menos recursos y agua que la ganadería.

Esta técnica permite la personalización absoluta: recrear platos icónicos como el kakuni (cerdo estofado) utilizando pastas a base de pollo, soya o plantas para dietas veganas o de control calórico. Los aditivos pueden replicar incluso la textura de la grasa (por ejemplo, con geles) o el sabor, abriendo infinitas posibilidades.

 

Impresora 3D de mantequilla

OSAKA LIDERA LA COMIDA DEL FUTURO CON LA EXPO

El centro de la innovación alimentaria en Japón es Osaka, donde el profesor Furukawa Hideyuki (56) de la Universidad de Yamagata, está impulsando la «Comida del Futuro» (Mirai no Shoku).

El equipo de Furukawa ha desarrollado una técnica para congelar y pulverizar alimentos, manteniendo intactos su sabor y nutrición para su posterior impresión. Este verano, en el Pabellón ORA de la Expo 2025 Osaka-Kansai, presentaron un «Ramen del Futuro» con fideos de una textura novedosa, hechos de arroz en polvo impreso en 3D y acompañados de una sopa vegetal con tecnología que imita la «satisfacción» de la carne. La prueba atrajo a más de 700 personas para solo 50 porciones, confirmando el interés masivo en esta nueva experiencia culinaria.

En otro evento en Shijonawate-shi, se presentó el «Akashiyaki Luminoso», utilizando pulpa de pescado en polvo y pigmentos de las cáscaras de pulpo desechadas para darle color y sabor. El profesor Furukawa concluye que Osaka, con su fuerte presencia de empresas alimentarias, es el lugar ideal para que Japón desate la próxima ola de la innovación gastronómica global. (RI/International Press)


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