
La incesante ola de ataques de osos en Japón ha elevado la situación a lo que el Ministerio del Medio Ambiente ha calificado de un «desastre» de fauna. Con un récord histórico de 12 muertes en lo que va del año fiscal (hasta el 31 de octubre), surge la preocupante pregunta sobre si los osos, que son casi totalmente herbívoros, han desarrollado un gusto por la carne humana.
Shinsuke Koike, profesor de Ecología en la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio y experto en el hábitat del oso negro asiático (Tsukinowaguma), dijo al diario Mainichi que por ahora se descarta la idea del «oso comehombres», pero advirtió sobre un cambio profundo en la «distancia psicológica» entre los osos y los humanos.
ESCASEZ DE ALIMENTO Y PÉRDIDA DEL MIEDO
El profesor Koike señaló que el disparador de la crisis actual es la «pésima cosecha» de bellotas y frutos de haya, que constituyen la dieta principal de los osos. Este fenómeno, que ya se vio el año pasado en Akita (que ya registró la mayor cantidad de ataques), se está replicando en muchas regiones.
Sin embargo, el profesor destacó un comportamiento inusual: «Aunque antes los osos aparecían en lugares con alimentos atrayentes como caquis o castañas cuando las bellotas escaseaban, este año están saliendo a zonas donde no hay atrayentes, y eso se siente diferente».
El experto teoriza que la curiosidad natural del oso, combinada con la pérdida de cautela, está llevando a los animales a las zonas urbanas. «Mi suposición es que los individuos que viven cerca de los humanos y han debilitado su cautela se están acostumbrando aún más a nuestra presencia con las repetidas apariciones. Cuando la comida escasea, entran en las ciudades», explicó Koike .

LA HIPÓTESIS DE LA TRANSMISIÓN GENERACIONAL
El profesor aborda otra teoría: ¿los osos más débiles son desplazados a las zonas pobladas por los ejemplares más fuertes? Aunque descarta la existencia de jerarquías de fuerza alrededor de las bellotas, apunta a un posible mecanismo de transmisión de comportamiento.
«En el extranjero hay informes de que los osos que crían a sus cachorros se concentran cerca de las aldeas. Esto podría deberse a que el depredador natural de los oseznos es el macho adulto, que es más cauteloso con los humanos. Las osas madre podrían estar aprovechando la reticencia del macho a acercarse a los asentamientos para proteger a sus crías», detalló el profesor.
Dado que las osas enseñan a sus crías durante aproximadamente un año y medio dónde comer y dónde está el peligro, Koike advierte que si las madres transmiten la «costumbre al ser humano», la cautela y la tensión pueden cambiar gradualmente entre generaciones.
ZONIFICACIÓN CIENTÍFICA Y CAZA PROFESIONAL
Para mitigar el desastre, el profesor Koike propone una estrategia dual. A corto plazo, es necesario reducir rápidamente la densidad de osos cerca de los asentamientos para «ganar tiempo» para una gestión a largo plazo. A largo plazo, se requiere una gestión científica y estructural.
El experto aboga por un sistema de «zonificación» que separe las áreas de vida humana de las áreas de conservación de osos mediante una zona de amortiguamiento. Si bien reconoce que esto es difícil de mantener, considera esencial compartir los casos de fracaso y éxito de los proyectos piloto.
La zonificación debe ir acompañada de una gestión científica de la población de osos. Aunque en 2023 se sacrificaron cerca de 8.000 osos debido a la alta incidencia de ataques, el profesor lamenta que no se haya registrado información cualitativa vital.
«Si examinamos los órganos reproductivos de las hembras, podemos saber cuántas crías han parido. Es crucial establecer un sistema para acumular información cualitativa, como los atributos y la información genética de los osos que aparecen en los asentamientos, y utilizarla para la gestión», sentenció el especialista.
Finalmente, el profesor criticó la inacción de hace dos años, la cual, según él, ha conducido a la situación actual, y urgió al gobierno a tomar medidas estructurales. «Tenemos que considerar la contratación de expertos en gestión de osos en cada municipalidad y la creación de Cazadores Gubernamentales, como empleados públicos. También pido que se considere cambiar la legislación», concluyó.
EL HUMANO DEBE AFIRMAR SU PRESENCIA
Para evitar encuentros inmediatos, la recomendación de Koike es simple: «Tenemos que seguir afirmando nuestra presencia» para reconstruir la tensión psicológica entre el ser humano y el oso. Expertos de la NPO Picchio, que conocen a fondo la vida de los osos en Japón, sugieren la instalación de cercas eléctricas. «Son eficaces para proteger tierras de cultivo y bloquear rutas de osos».
Entre las medidas preventivas, en Picchio explican que los osos evitan los espacios abiertos y se desplazan ocultándose entre la maleza, donde la visibilidad es escasa. Para prevenir encuentros accidentales con osos escondidos en la maleza, colaboramos con los residentes locales para limpiar la zona del bosque nacional cercano a la escuela primaria.
El análisis de las heces revela la dieta de los osos. Comen una variedad de hierbas en primavera, bayas como zarzas, cerezas y moras, así como hormigas, desde principios de verano hasta el verano, y castañas y bellotas en otoño, lo que indica que su dieta se centra en plantas de temporada. La clave está en evitar que cambien de dieta. (RI/AG/International Press)
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