Fukuoka: «menú musulmán» desata protestas por falsa información en redes

Un almuerzo en una escuela de Kitakyushu, Fukuoka.

El aumento de la comunidad musulmana en Japón está poniendo a prueba la convivencia y la capacidad de gestión de las autoridades locales, especialmente en el ámbito escolar. Una reciente ola de desinformación en redes sociales sobre supuestas «comidas escolares con menú musulmán» en la ciudad de Kitakyushu provocó más de mil protestas y obligó a la junta de educación local a convocar una rueda de prensa de emergencia para desmentir la información.


La confusión y la controversia resaltan el dilema de cómo las escuelas públicas abordan las necesidades religiosas sin violar el principio de laicidad.

Según el Comité de Educación de la Ciudad de Kitakyushu (Kitakyushushi Kyoiku Iinkai) en Fukuoka, a fines de septiembre, publicaciones erróneas en internet sobre la implementación de un menú especial para alumnos musulmanes generaron una avalancha de quejas. Las protestas, que superaron las mil, incluían comentarios como «los japoneses están siendo obligados a soportar esto» o «¿por qué se cede a una minoría?».

La Junta de Educación tuvo que convocar rápidamente a una conferencia de prensa para aclarar que «no hay ningún hecho decidido sobre el tema».


LA CHISPA DE LA CONFUSIÓN

La causa de la «ampliación de la interpretación» que llevó a la polémica se remonta a febrero. La ciudad buscaba ofrecer un «almuerzo escolar para que todos puedan comer» y, durante un solo día, se sirvió un menú que excluía los 28 alérgenos principales. Uno de los ingredientes eliminados fue el cerdo (buta-niku), una carne prohibida por el islam.

A pesar de que la ciudad desmintió cualquier enfoque exclusivo para alumnos musulmanes, un miembro del concejo municipal mencionó en un blog que el menú de febrero había sido provisto «tomando en cuenta a religiones como la musulmana». La Junta de Educación ya había expresado antes su dificultad para satisfacer «todas las necesidades por motivos religiosos» debido a limitaciones presupuestarias, de equipos de cocina y de personal. Esta publicación fue la posible chispa que, al ser malinterpretada, desató el torrente de críticas.


«Nuestras nutricionistas se esfuerzan por crear menús para que todos los niños, incluidos los alérgicos, puedan comer. La difusión de desinformación es extremadamente lamentable», expresó un funcionario.

LA COSA ES CLARA, PERO AÚN ASÍ HUBO QUEJAS


El islam prohíbe el consumo de cerdo y de otras carnes (res, pollo) que no hayan sido sacrificadas bajo un procedimiento ritual específico. Ante esta realidad, la mayoría de los municipios japoneses, incluida Kitakyushu, ya publican la lista de ingredientes de los almuerzos escolares (kyushoku) y solicitan a los estudiantes con prohibiciones alimentarias (ya sean por religión o alergia) que traigan su propia comida (bento) o platos suplementarios.

Un encargado de alimentación escolar en otra municipalidad confesó el dilema: «Ya es un enorme desafío lidiar con las alergias, que conciernen a la vida y la salud de los niños. Es muy difícil corresponder a la exclusión de alimentos por motivos religiosos».

FENÓMENO MIGRATORIO E INCERTIDUMBRE

La confusión en torno a la comida musulmana se suma a una tendencia creciente de controversias y quejas que abruman a las municipalidades japonesas. Recientemente, una iniciativa de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) que designó a cuatro ciudades como «ciudades anfitrionas» de cuatro naciones africanas generó críticas y ansiedades, con quejas que acusaban a la iniciativa de ser una «aceptación de inmigrantes».

La Junta de Educación de Kitakyushu admitió su impotencia ante la desinformación: «No hay forma de prevenir la difusión; solo podemos transmitir los hechos en un foro oficial y buscar comprensión».

COMUNIDAD MUSULMANA EN AUMENTO

El número de musulmanes residentes en Japón está creciendo a un ritmo acelerado. Se estima que a finales de 2024 la población musulmana era de 420.000, un aumento de 1,8 veces respecto a los 230.000 que vivían en el país a finales de 2020. Gran parte de este crecimiento se debe a la llegada de trabajadores extranjeros, sobre todo indonesios.

Aunque representan solo el 0,3% de la población total de Japón, su tasa de crecimiento supera la de los extranjeros en general. Las mezquitas también han pasado de 4 a principios de los años ’80 a 164 hasta julio de este año.

PROMOVIENDO LA COMPRENSIÓN

De manera limitada, se han realizado experimentos con comida Halal para promover la comprensión. En septiembre del año pasado, las ciudades de Sakai-machi y Goka-machi (prefectura de Ibaraki) ofrecieron por un día un almuerzo Halal. La iniciativa surgió del deseo de que los 39 estudiantes musulmanes que debían llevar bento pudieran disfrutar el almuerzo escolar con sus compañeros.

Pese al buen propósito, la iniciativa única generó quejas como que «los niños japoneses están siendo tratados injustamente». Tras el incidente de Kitakyūshū, estas ciudades recibieron más de 30 protestas adicionales de personas que erróneamente creían que el menú Halal seguía vigente.

«La meta era fomentar el respeto mutuo. Pedimos que se comprenda el verdadero espíritu de la iniciativa», suplicó un funcionario de Sakai-machi. (RI/AG/IP/)


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