
Una mujer de 58 años de Osaka, que cuenta con el certificado de discapacidad de primer grado —el nivel más severo reconocido por el sistema japonés—, fue rechazada al solicitar la pensión básica por discapacidad, a pesar de estar prácticamente postrada en cama. El motivo de la denegación: la normativa vigente establece de manera explícita que el dolor no es un criterio válido para otorgar esta prestación.
El caso revelado ayer, ha puesto en evidencia las limitaciones de la legislación. La afectada padece fuertes dolores en todo el cuerpo debido a una deformación en la columna vertebral, insuficiencia cardíaca y trastornos de alimentación, lo que le provoca dolor crónico que la mantiene postrada en cama. Sin embargo, la Agencia de Pensiones de Japón se apoyó en la disposición del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar que señala: “El dolor, en principio, no constituye motivo para la concesión de la pensión”.
A pesar de que las autoridades médicas certificaron oficialmente su condición como discapacidad de primer grado, la más grave en la escala nacional, su solicitud fue rechazada. La mujer depende de una silla de ruedas para cualquier desplazamiento y asegura que la decisión es “injusta” e “inaceptable”. Especialistas advierten que no se trata de un caso aislado y que la exclusión del dolor como criterio refleja un problema estructural del sistema de seguridad social japonés. (International Press)
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