
Japón alcanzará por primera vez en su historia un salario mínimo superior a los 1.000 yenes por hora en las 47 prefecturas del país. El aumento, que será anunciado por el primer ministro Shigeru Ishiba junto con medidas de apoyo a pequeñas y medianas empresas, marcará un cambio significativo en la política laboral y económica japonesa.
El Consejo Central de Salario Mínimo del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar había fijado como referencia un incremento nacional promedio de 63 yenes por hora, el más alto registrado hasta la fecha. Con esta decisión, el salario mínimo promedio superará los 1.100 yenes, lo que representa un aumento de más del 6 % respecto al año anterior.
En prefecturas como Nagano, el salario mínimo pasará de 998 yenes a 1.061 yenes desde el 3 de octubre, mientras que en Yamagata se incrementará en 77 yenes para llegar a 1032 yenes a partir del 23 de diciembre, tras un proceso de deliberación más largo de lo habitual. Miyagi será pionera en la región de Tohoku con un aumento de 65 yenes, alcanzando los 1.038 yenes desde el 4 de octubre, lo que la convierte en la primera prefectura del noreste en superar la barrera de los 1.000 yenes.
En Shikoku, las cuatro prefecturas (Kagawa, Tokushima, Ehime y Kochi) también acordaron incrementos superiores a lo recomendado, asegurando que todas ingresen al rango de los 1.000 yenes por hora por primera vez. La competencia por evitar quedar en los últimos lugares en el ranking nacional ha sido un factor clave en las negociaciones.
El caso particular es el de Gunma, donde el aumento aprobado es de 78 yenes, el mayor incremento en la historia de la prefectura. Sin embargo, su aplicación se retrasará hasta el 1 de marzo de 2026, alrededor de cinco meses más tarde de lo habitual. Esto permitirá a los empleadores ganar tiempo para adaptarse al alza, aunque los trabajadores que dependen del salario mínimo no podrán beneficiarse de inmediato, lo que ha generado críticas de asociaciones que luchan contra la pobreza.
El debate entre empleadores y sindicatos ha sido intenso en todo el país. Mientras los trabajadores y expertos subrayan la necesidad de un aumento para hacer frente al encarecimiento de la vida y evitar la fuga de mano de obra hacia otras regiones, los empresarios advierten sobre el incremento de costos que puede poner en riesgo la viabilidad de muchas pequeñas empresas.
El propio Ishiba ha destacado que el alza salarial es un pilar central de su estrategia de crecimiento, y prevé acompañarla con la ampliación de programas de subsidios y ayudas para mitigar el impacto en los negocios más vulnerables. El Gobierno, además, mantiene como meta alcanzar un salario mínimo promedio de 1500 yenes por hora en todo el país durante la década de 2020, lo que requerirá mantener incrementos anuales de gran magnitud. (RI/AG/IP/)
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