La paradoja de Ishiba: sube el apoyo a su gabinete mientras el PLD se hunde

Ishiba mejora en las encuestas.

Tras las elecciones a la Cámara Alta, la política japonesa atraviesa un escenario de contrastes. El gabinete del primer ministro Shigeru Ishiba registra un repunte en su nivel de aprobación, mientras que el Partido Liberal Democrático (PLD), fuerza gobernante, se estanca y pierde respaldo ciudadano. Según la encuesta de agosto de Mainichi Shimbun, el PLD cayó dos puntos respecto a julio y apenas retiene un 17 % de apoyo, su nivel más bajo en meses.

El gabinete Ishiba nació en octubre del año pasado con un sólido 46 % de aprobación. Sin embargo, tras la derrota en las elecciones a la Cámara Baja, el respaldo se desplomó al 31 % y, a inicios de este año, descendió hasta un mínimo de 22 % en mayo. No obstante, desde junio la tendencia cambió: el impulso de reformas agrícolas y el eco de las recientes elecciones devolvieron vitalidad al gobierno, que en agosto alcanzó el 33 %, su mejor registro en seis meses.


El PLD, por el contrario, se ha quedado rezagado. Tras caer al 16 % en mayo, apenas repuntó a 19 % en junio. Desde las elecciones de julio, no ha mostrado señales de recuperación y en agosto volvió a bajar al 17 %. La brecha con el gabinete comienza a ser inocultable.

«ISHIBA OROSHI» Y EL EFECTO CONTRARIO

En el propio PLD arrecian las críticas internas contra Ishiba, a quien sectores del partido responsabilizan de la debacle electoral en la Cámara Alta. En julio, en una reunión de legisladores, surgieron voces que exigían su renuncia inmediata. Incluso, a principios de agosto, la cúpula partidaria abrió la puerta a adelantar las elecciones para elegir un nuevo presidente del PLD, a pesar de que Ishiba aún tiene dos años de mandato.


Paradójicamente, mientras más se intensifica la campaña interna conocida como “Ishiba oroshi” (desbancar a Ishiba), más crece su aprobación entre los ciudadanos. En la encuesta de agosto, un 43 % opinó que el primer ministro no debe dimitir, superando por primera vez a quienes piden su salida (39 %).

Las razones más citadas son reveladoras: la percepción de que la lucha de poder dentro del PLD ignora a la ciudadanía (31 %), la falta de figuras más idóneas que Ishiba (25 %) y la necesidad de evitar un vacío político en medio de negociaciones internacionales (18 %).

EL TRASFONDO: CORRUPCIÓN Y DESCONFIANZA


Los analistas destacan que detrás del fenómeno está el desgaste del propio PLD. Viejos escándalos de financiamiento irregular y la imagen de facciones tradicionales buscando recuperar poder han profundizado la desconfianza popular. Muchos votantes ven que quienes piden la renuncia de Ishiba son los mismos políticos salpicados por el caso de los fondos oscuros. Es decir, que más que un voto de confianza absoluto al primer ministro, la opinión pública refleja rechazo a una clase política que no logra renovarse.

El contraste es aún mayor entre los simpatizantes del PLD. En este sector, el 65 % rechaza que Ishiba dimita, y un 60 % se opone a adelantar las internas del partido. La prioridad, explican, es evitar más inestabilidad. (RI/AG/IP/)



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