
Las remesas enviadas por los trabajadores extranjeros que residen en Japón marcarán un nuevo récord histórico este año, con proyecciones que superan por primera vez los 6.800 millones de dólares, según datos del Ministerio de Finanzas.
Durante el primer semestre de 2025, los residentes extranjeros enviaron al exterior 3.446 millones de dólares, lo que representa un aumento del 38% respecto al mismo periodo del año anterior y un récord absoluto para esta etapa del año.
El monto total para todo 2024 fue de 5.763 millones de dólares, una cifra que ya había superado todas las marcas previas, pero que ahora será ampliamente rebasada debido al crecimiento sostenido de la población extranjera en Japón, que alcanzó 2,3 millones de trabajadores a finales de octubre de 2024, casi el triple que hace una década.
PRINCIPALES PAÍSES RECEPTORES
Los envíos de dinero desde Japón tienen como principales destinos a países del sudeste asiático. En 2024, Vietnam recibió 2.218 millones de dólares, encabezando la lista. Le siguieron Indonesia con 694 millones de dólares y Filipinas con 613 millones de dólares.
Los vietnamitas constituyen la comunidad laboral extranjera más numerosa en Japón con 570.000 personas, seguidos por ciudadanos de China continental, Hong Kong y Taiwán, que suman unos 400.000, y por los filipinos, con 240.000.
A nivel mundial, las remesas alcanzaron 517.800 millones de dólares en 2024, casi el triple que hace dos décadas, según el Banco Mundial. Estados Unidos lidera la lista de emisores con 98.400 millones de dólares, mientras que Japón ocupa el puesto 25.
Japón depende cada vez más de la mano de obra extranjera ante su baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población. Según un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), para alcanzar los objetivos de crecimiento económico hacia 2040 serán necesarios 6,74 millones de trabajadores extranjeros.
RIESGOS Y EFECTOS DEL YEN
El auge de las transferencias también plantea riesgos. Muchas se realizan a través de operadores no autorizados o redes informales de envío, lo que dificulta la supervisión y abre la puerta al lavado de dinero. Una encuesta de la Asociación de Servicios de Pago de Japón reveló que un 27% de los extranjeros encuestados reconoció usar remitentes clandestinos o intermediarios, principalmente porque ofrecían mejores tasas de cambio.
Además, el impacto en la divisa preocupa a los analistas. Cuando los trabajadores extranjeros convierten sus salarios en yenes a moneda local antes de enviar dinero, esto genera presión vendedora sobre el yen. En el primer semestre de 2025, el saldo neto de ventas de yenes por remesas internacionales alcanzó 1.385 millones de dólares, el nivel más alto desde que existen registros (1966).
Mientras tanto, las transferencias hacia Japón por parte de japoneses en el extranjero cayeron un 10% en el mismo periodo, hasta 2.061 millones de dólares, ampliando el saldo negativo. (RI/AG/IP/)
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