
Hoy 9 de agosto, Nagasaki conmemoró el 80º aniversario del lanzamiento de la bomba atómica con una emotiva ceremonia de paz. En el Parque de la Paz, el alcalde Shiro Suzuki emitió una declaración solemne, clamando por la abolición de las armas nucleares y reafirmando el compromiso de convertir a Nagasaki en la «última ciudad damnificada por una bomba atómica».
Suzuki inició su discurso preguntándose quién podría haber imaginado que, 80 años después, el mundo se encontraría en un «círculo vicioso de confrontación y división». Advirtió con preocupación que, de continuar así, la humanidad podría precipitarse hacia una guerra nuclear.
El alcalde citó las poderosas palabras de Senji Yamaguchi, un superviviente de la bomba, ante la ONU: «No más Hiroshima, no más Nagasaki, no más guerra, no más hibakusha (supervivientes de la bomba)». Subrayó que este grito es la «esencia misma del deseo de los supervivientes».
UN LLAMADO A LA COMUNIDAD GLOBAL
Suzuki también hizo referencia al Premio Nobel de la Paz otorgado a la Confederación Japonesa de Organizaciones de Víctimas de Bombas Atómicas y de Hidrógeno (Nihon Hidankyo). Argumentó que la visión de «ciudadanos globales», que trasciende fronteras, es la fuerza motriz necesaria para «reconectar a un mundo dividido».
Dirigiéndose a los líderes mundiales, calificó a la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT) de 2026 como un «momento crítico que determinará el destino de la humanidad». Enfatizó la urgencia de trazar un camino claro para la eliminación de las armas nucleares y así lograr que Nagasaki sea la última víctima.
Por su parte, el primer ministro Shigeru Ishiba, quien también participó en el evento, citó al Dr. Takashi Nagai, médico que asistió a las víctimas de la bomba: «Ojalá que esta Urakami sea el último campo atómico del mundo». Ishiba instó a no permitir que las tragedias de Nagasaki e Hiroshima se repitan. Además, mencionó el plan de acción «Hiroshima Action Plan» para el desarme nuclear y el apoyo a las víctimas. A partir de diciembre de 2024, se amplió la asistencia médica a los «supervivientes de la bomba», personas que estuvieron fuera de las zonas de socorro pero que también sufrieron las consecuencias del bombardeo.
La ceremonia contó con la participación de 94 países y regiones, así como de la Unión Europea. Rusia, Bielorrusia e Israel, que no fueron invitados el año anterior, estuvieron presentes. Taiwán asistió por primera vez. Se colocó una ofrenda con los nombres de 3.167 nuevas víctimas confirmadas en el último año, elevando el total a 201,942 fallecidos. Actualmente, la cifra de supervivientes es de 99.130, con una edad media de 86,13 años. (RI/AG/IP/)
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