
En Japón, las personas que reciben Seikatsu hogo, o Asistencia Social para la Subsistencia, a menudo enfrentan prejuicios. Comentarios como “¿Cómo puede tener un smartphone si recibe ayuda social?” son comunes en redes y conversaciones cotidianas. Sin embargo, el sistema tiene reglas claras y la percepción pública no siempre coincide con la realidad.
Se trata de un derecho garantizado por la Constitución japonesa para asegurar un nivel mínimo de vida y promover la autosuficiencia. El beneficio se concede tras comprobar que la persona ha agotado sus recursos y no puede sostenerse con trabajo o ayuda familiar.
Para recibirla, es obligatorio utilizar primero todos los bienes y activos disponibles: vender propiedades, vehículos (salvo excepciones) y gastar ahorros. No obstante, hay elementos considerados necesidades básicas, que se pueden conservar.
¿SE PUEDE TENER SMARTPHONE O AUTO?
Sí, bajo ciertas condiciones. Un smartphone está permitido porque la tasa de tenencia supera el 90 %, lo que lo convierte en un bien esencial para la vida diaria, trámites, empleo y comunicación. Televisores y aires acondicionados también se aceptan bajo el mismo criterio.
Los automóviles, en principio, deben venderse, salvo que cumplan condiciones específicas, por ejemplo:
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Necesidad por discapacidad para atención médica o trabajo.
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Falta de transporte público adecuado.
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Trabajo nocturno que requiera transporte privado.
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Previsión de dejar la asistencia social en un corto plazo (aprox. seis meses).
En todos los casos, los gastos —como el plan móvil o mantenimiento— deben ajustarse dentro del monto otorgado, que es limitado.
¿A CUÁNTO ASCIENDE EL FRAUDE AL SISTEMA?
Aquí los datos oficiales son cruciales. Según cifras del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar:
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En el año fiscal 2023 (Reiwa 5), el promedio mensual de hogares que recibieron asistencia fue de 1.650.478.
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El gasto total del programa en ese periodo fue de 2,78 billones de yenes (aprox. 27.872 millones de dólares).
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Casos de fraude detectados: 23.786, por un monto total de 9.735 millones de yenes (unos 97 millones de dólares).
Esto significa:
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Tasa de fraude por casos: 1,4 %.
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Tasa de fraude por monto: apenas 0,3 % del total.
En otras palabras, la gran mayoría de beneficiarios cumple las reglas, y la imagen de que “la ayuda social es un sistema lleno de abusos” es falsa.
¿LUJOS CON EL DINERO DE LA AYUDA?
No. Los montos son estrictos y apenas cubren gastos básicos de alimentación, vivienda y servicios esenciales. No permiten lujos ni grandes ahorros. Los smartphones permitidos suelen ser modelos económicos o usados, y sus planes se adaptan al presupuesto.
Solicitar ayuda social es un derecho, no un privilegio. Cualquiera puede necesitarlo por enfermedad, desempleo o crisis. Aun así, persisten prejuicios y desinformación. Una comprensión correcta es esencial para evitar discriminación hacia quienes dependen temporalmente de este sistema. (RI/AG/IP/)
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